El pasado viernes 6 de junio no fue una fecha cualquiera en el calendario deportivo de Elche. Fue un día para la historia. El Centro de Congresos se llenó hasta la última butaca —más de 450 asistentes— en la esperada presentación del libro de Alfonso Linde sobre la historia del Fútbol Sala ilicitano, una obra que, más que un libro, se ha convertido ya en un símbolo: el acto de justicia que muchos llevaban décadas esperando.
Lo que sobre el papel era una presentación de un libro, se convirtió en un reencuentro masivo entre generaciones de jugadores, entrenadores, árbitros, cronistas, familiares y aficionados que, de una u otra forma, han dado forma al Fútbol Sala en Elche. Todos bajo un mismo techo, compartiendo anécdotas, abrazos y recuerdos de un deporte que siempre ha vivido en la sombra pese a su enorme impacto en la ciudad.
Linde, visiblemente emocionado, no dudó en calificar la noche como “uno de los días más felices” de su vida. Porque este libro no es una crónica fría de resultados o plantillas: es una reivindicación del pasado, un espejo donde mirarse y, sobre todo, una manera de devolver la dignidad a cientos de protagonistas anónimos que, durante años, construyeron sin foco mediático una historia admirable.
Elche, como recuerda el propio autor, fue pionera en este deporte desde sus inicios en España. Y sin embargo, su historia había permanecido en la penumbra, casi invisible para las nuevas generaciones. Ahora, gracias a este trabajo meticuloso y apasionado, esa historia toma cuerpo. Se conocen los logros, las fechas, los equipos y los nombres propios. El relato del Futur Sala —y de todos los que lo hicieron posible— por fin queda escrito, con pruebas, con rigor, con memoria.
El acto fue un baño de cariño. La familia y los amigos de Linde lo arroparon como solo se arropa a quien ha puesto el alma en un proyecto que va más allá del deporte: este libro es identidad, es justicia y es legado.
Dedicado a sus abuelos, Asunción Molines y Alfonso Alberola, el libro tiene también el corazón en las raíces. Es una carta de amor a un deporte que, por fin, ya tiene quien lo cuente.