Visionario, empresario y líder social, Antonio Martínez Maciá dedicó su vida a fomentar el desarrollo cultural, deportivo y humanitario de Elche, dejando una huella imborrable como fundador de la Peña Madridista Ilicitana, defensor del patrimonio local y símbolo del compromiso con su comunidad, lo que lo convirtió en un referente admirado y querido por generaciones.

Elche no olvida la vida de Antonio Martínez Maciá, más conocido como “Tonico Pin”, una figura clave en el desarrollo cultural, social y deportivo de la ciudad durante el siglo XX. Su legado, que abarca desde el ámbito empresarial hasta el compromiso con el bienestar de la comunidad, continúa vivo en la memoria de los ilicitanos.

Nacido el 12 de diciembre de 1909 en la calle Nueva de San Antonio, Antonio creció en una familia trabajadora y sencilla. Hijo de un barbero, heredó el oficio de su padre y trabajó como barbero desde muy joven, una ocupación que mantuvo durante su servicio militar. Sin embargo, su espíritu emprendedor lo llevó más allá, incursionando en el mundo del calzado, uno de los sectores más destacados de la economía local. Más tarde, en 1974, se convertiría en agente de seguros en la Mutua Unión Patronal, donde trabajó hasta su jubilación.

Antonio contrajo matrimonio en 1937 con Fina Martínez, con quien formó una familia junto a sus hijos, José y Francisca. Más allá de su vida personal y profesional, destacó como un referente en la vida social de Elche. Fue vicepresidente de la Asamblea Local de la Cruz Roja durante 19 años, dedicándose a proyectos humanitarios y de apoyo a los más necesitados. Su pasión por el deporte lo llevó a formar parte de la directiva del Elche C.F., impulsando el desarrollo del club en años clave para su crecimiento.

Además, Antonio tuvo un papel fundamental como presidente fundador de la Peña Madridista Ilicitana, una institución que, bajo su liderazgo, se convirtió en un espacio de referencia tanto para los aficionados del Real Madrid como para la vida cultural de la ciudad. Gracias a su visión y dedicación, la Peña adquirió su propio edificio y organizó múltiples actos culturales que atrajeron a figuras de renombre nacional como Santiago Bernabéu, Dámaso Alonso y José María Pemán, situando a Elche en el mapa cultural y deportivo del país.

Pero su amor por Elche no se limitó a estas actividades. Antonio fue un incansable defensor del patrimonio local, especialmente de la Dama de Elche, a la que dedicó gran parte de sus esfuerzos como embajador cultural. Su compromiso con la difusión de este símbolo ilicitano lo llevó a regalar más de 50.000 réplicas del busto, promoviendo su imagen tanto a nivel nacional como internacional.

Entre sus innumerables contribuciones, también figura la fundación del Club Lambretta de Elche, reflejo de su entusiasmo por las nuevas tendencias de la época, y la organización de actos benéficos y culturales que enriquecieron la vida de la ciudad.

A lo largo de su trayectoria, Antonio recibió importantes reconocimientos por su trabajo incansable. Entre ellos destacan la insignia de oro y brillantes del Real Madrid, el Dàtil d’Or otorgado por los periodistas ilicitanos y, en 1996, el título de Hijo Predilecto de la Ciudad, uno de los mayores honores que puede conceder el Ayuntamiento de Elche. También fue distinguido como caballero de varias órdenes honoríficas y participó activamente en numerosas entidades culturales y sociales de ámbito nacional.

Aunque Antonio Martínez Maciá falleció el 6 de febrero de 1996, su legado sigue vivo. Su nombre, perpetuado en una plaza de la ciudad, simboliza el respeto y el cariño de toda una comunidad por un hombre que dedicó su vida a construir un Elche mejor.

Hoy, en 2025, la ciudad sigue recordando a Antonio como un ejemplo de esfuerzo, generosidad y compromiso. Su historia, marcada por la humildad y la grandeza de sus acciones, sigue inspirando a las nuevas generaciones a trabajar por el bien común y a preservar las tradiciones y valores que hacen de Elche una ciudad única.