OPINIÓN

Dicen, que los clásicos nunca mueren, y es posible que hasta sea verdad

02 de marzo de 2024 - 08:38
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Hace muy poco hablé con un estudiante universitario de segundo curso de Derecho, y me sorprendió que estuviera tan sorprendido tras leer a Calderón de la Barca, me comentó algo así como; lo bien que escribía, y lo actual que sonaba, y eso me hizo pensar y fijarme en que si, en que actualmente la mayoría de recomendaciones literarias se hacen sobre autores vivos, y aunque eso está muy bien, es injusto para todos esos genios que nunca deberían de faltar en nuestras bibliotecas a los que el tiempo va aparcando al fondo de librerías, lejos de lectores noveles.

Y es por ello el que me voy a tomar la libertad de recomendaros el título ‘Ensayo sobre la ceguera’, del gran José Saramago. No, no es una novela muy antigua, y si, por supuesto que sí, es muy conocida, aunque no entre esos lectores más jóvenes a los que aparte de Cervantes y gracias al Quijote, todo les parece como muy lejano y casi que, inexistente. Cuando en realidad, todo lo que se escribe hoy, bueno, malo o regular, no son más que vestigios de lo mucho que ya se escribió.

‘Ensayo sobre la ceguera’ es uno de esos libros que te enganchan a las pocas páginas, todo el que lo comienza, lo termina. Es una historia ágil, sin florituras, entendible, honesta, y tan coherente, que te hace pensar, entre otras cosas, cual fácil sería acabar con nuestra especie dejándonos a merced de nuestros instintos primarios como principal herramienta de supervivencia. Esta, es la historia de una pandemia que llega como lo hacen todas, de golpe, y que vuelve a demostrar a través de sus protagonistas, que los seres humanos ganamos más haciendo piña que separándonos.

En la mayoría de ocasiones, las obviedades, por obvias, nos pasan desapercibidas hasta que alguien te las planta de frente y sientes como un fuerte y frio manotazo, eso me pasó a mí con esta obra, e imagino que al estudiante de Derecho le ocurrió algo similar con Calderón de la Barca. Está bien, llevemos o no los ojos abiertos, eso de despertar de vez en cuando, y ensayo sobre la ceguera, nos empuja a ello.