OPINIÓN

El futuro o será de todos o no será futuro

23 de marzo de 2024 - 11:29
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Hace unos días, en relación con las numerosas movilizaciones agrarias en nuestro país y en casi toda la Unión Europea, comentábamos que el campo se mantiene en situación de alerta a la espera de las diferentes iniciativas, para continuar con las tractoradas y los bloqueos más o menos eficaces de puertos de entrada de frutas y hortalizas de países lejanos, lo que nosotros entendemos como terceros, porque además de estar fuera de la propia Unión Europea, no tienen acuerdos preferenciales para inundar nuestros mercados.

Entre las explicaciones y argumentos hacía referencia al cambio drástico en el número de Agricultores y Ganaderos que nos mantenemos activos. Pero es que además de todo eso, hay un número muy elevado de empresas que, con criterios neoliberales de la economía entienden que su supervivencia depende de las habilidades más o menos encubiertas para producir en esos países y una vez llegadas a sus almacenes proceder como lo harían normalmente a su calibrado, selección y envasado…pero con etiquetas nacionales. ¿Es legal? no del todo. Cualquiera puede ubicar sus explotaciones donde las condiciones climáticas, laborales, sobre todo de mínimos costes de producción le vengan en gana. Pero es esas tierras no rigen las normas estrictas de cultivo y producción que los miembros de la Unión Europea nos exigimos para bien de los consumidores.

La noticia más reciente, por su gravedad, nos tiene que poner en alerta a los consumidores. Dos partes de envíos de fresas desde un país del norte de África se han visto, tras los análisis como contaminados por una enfermedad muy grave. Las fresas no sufren esa enfermedad, tan solo se convierten en portadoras de esos virus y por ello cabe exigir con muchísima más firmeza la aplicación a todas las importaciones de frutas y hortalizas de fuera de la Unión Europea, de las mismas exigencias de calidad, presencia de residuos y contaminantes orgánicos que se establecen para los agricultores europeos. Exactamente las mismas.

El mundo sufrirá una transformación sin precedentes en las próximas décadas motivada por tendencias globales que ya hoy en día están teniendo un profundo impacto. Estas tendencias globales son de carácter macroeconómico y geoestratégico y serán la fuente de los principales retos y oportunidades para el sector agrícola español.

  1. Cambios demográficos
  2.  Cambio en los poderes económicos mundiales
  3.  Progreso de la urbanización
  4.  Revolución tecnológica
  5.  Escasez de recursos y cambio climático

Para alimentar a la población en 2050 será necesario incrementar la producción de alimentos en un 70%.

El aumento sin precedentes de la demanda de alimentos a nivel mundial va a suponer un gran reto para el sector agrícola. Teniendo en cuenta que la superficie de cultivo es limitada, el aumento de la oferta de alimentos va a tener que cubrirse mayoritariamente a través del crecimiento de la productividad y no, como ha ocurrido en el pasado, del aumento de la superficie de cultivo. Esta es la visión, por ejemplo, de la FAO, que prevé que únicamente el 20% del aumento de la producción en el futuro provendrá de un incremento de la tierra de cultivo. El restante 80% se tendrá que conseguir a través de mejoras de la productividad.

En el corto plazo, los avances tecnológicos van a permitir aumentar la productividad, reducir los costes y mejorar la rentabilidad de los agricultores.

En el largo plazo, los avances van a ser la única vía para satisfacer la demanda futura de alimentos y reducir el impacto ambiental.

En lo inmediato debemos intentar por todos los medios concienciar a los consumidores y a los políticos que tengamos a mano de que todas las multas y sanciones impuestas a los tractoristas, agricultores y ganaderos en su legítima función de denuncia de la situación de abandono y reivindicación de mejoras para el sector se deben eliminar, condonar o sencillamente dejar que alcancen la prescripción.

Si a cada ciudadano que reclame mejoras para su vida se le tienen que aplicar medidas de presión como las sanciones, estaremos ante un estado represor sin capacidad de empatía con un sector estratégico.

Ya lo comentaba antes, no quedamos en el campo, en toda España más de setecientos mil agricultores y ganaderos y eso podría cambiar muy drásticamente si el estado persiste en la represión económica de quienes piden o claman por el futuro de sus familias y explotaciones agrarias o ganaderas.

El futuro o será de todos o no será futuro. Y el sector agrario es estratégico.