La presa, diseñada por el ingeniero Juaner del Temple, se construyó aprovechando un promontorio rocoso en su parte media, creando una estructura de bóveda en hormigón que, durante siglos, ha protegido la región de las devastadoras avenidas del río. Sin embargo, estas mismas avenidas han causado la acumulación de sedimentos, reduciendo su capacidad de retención y requiriendo múltiples limpiezas a lo largo de los años.
Un suceso notable en la historia reciente del pantano ocurrió en 1995, cuando la compuerta reguladora reventó, provocando una avalancha de fangos que vació casi por completo el embalse. Tras este incidente, el pantano permaneció inactivo durante 13 años, hasta que en 2007 comenzaron los trabajos de rehabilitación con el objetivo de restaurar su capacidad de retención y convertirlo en un paraje natural. En marzo de 2008, el Pantano de Elche volvió a retener agua, creando un entorno tipo marjal que ha fomentado la aparición de vegetación y fauna autóctona.
El pantano es un refugio para la biodiversidad, con la detección en los últimos años de especies como la garduña, la comadreja, el gato montés y la nutria, lo que resalta la importancia ecológica de este espacio recuperado. Además, su valor histórico y cultural ha sido reconocido por la Generalidad Valenciana, que lo ha declarado Bien de Interés Cultural.
El Pantano de Elche también es un punto clave en la historia del Vinalopó, un río que ha sido un eje vertebrador de civilizaciones desde la prehistoria. La zona alberga más de diez yacimientos arqueológicos, entre ellos el del Castellar, con restos neolíticos y un recinto amurallado islámico, y el de Murón, donde se han encontrado pruebas de agricultura cerealista de miles de años de antigüedad.
Otro atractivo cercano al pantano son las Canteras de Ferriol, utilizadas por diversas civilizaciones durante más de 2.000 años para la construcción de la antigua ciudad de Elche. Estas canteras, junto con el pantano, forman un conjunto histórico y cultural de gran relevancia para la región.
Además de su importancia histórica y natural, el Pantano de Elche ha sido, durante generaciones, un lugar de encuentro y celebración para los ilicitanos, que han aprovechado su entorno tranquilo y natural para disfrutar de festividades y eventos comunitarios.
El Pantano de Elche sigue siendo un testimonio vivo de cómo la historia, la naturaleza y la ingeniería pueden combinarse para crear un espacio de gran valor para la sociedad, tanto en el pasado como en el presente.
La Acequia Mayor
El Pantano de Elche y la Acequia Mayor, con orígenes posiblemente romanos, forman un sistema hidráulico clave en la historia de Elche. El pantano controló las aguas del río Vinalopó, facilitando el riego y protegiendo la región de inundaciones, mientras que la Acequia Mayor fue crucial para la economía local y la expansión del Palmeral de Elche, ahora Patrimonio de la Humanidad.
A lo largo de los siglos, la Acequia Mayor se adaptó para seguir siendo funcional, especialmente tras la construcción del pantano, que incrementó la salinidad del río. Esto obligó a trasladar su captación de aguas más arriba, lo que llevó a la construcción del Canal del Desvío en 1910. La acequia continúa siendo esencial para la distribución de agua en Elche, sustentando tanto la agricultura como el Palmeral.
Recientemente, se han destinado 1,6 millones de euros a la conservación y rehabilitación de la Acequia Mayor y el Canal del Desvío, asegurando su operatividad y preservando la infraestructura histórica que sostiene el Palmeral. Estas obras son fundamentales para mantener este legado para las futuras generaciones, dado su impacto en la historia, cultura y economía de Elche.
Obras en las cuatro esquinas