El fuego vuelve a ser protagonista en las calles del barrio del Raval, donde Elche celebra un año más sus tradicionales Fiestas de San Juan. Como manda la costumbre, el solsticio de verano se recibe con pólvora, música, danzas populares y, sobre todo, con la plantà de las monumentales hogueras: un símbolo de renovación, purificación y esperanza profundamente arraigado en la cultura popular ilicitana.
Un mensaje entre las llamas
Este año, la festividad adopta además una dimensión social al centrar su mensaje en la salud mental. El artista José Manuel García Esquiva “Pachi” ha sido el encargado de diseñar las hogueras Mayor e Infantil, ambas ubicadas junto a la parroquia de Sant Joan, en pleno corazón del Raval. La obra refleja con fuerza expresiva los trastornos emocionales contemporáneos, como la ansiedad, la depresión y el aislamiento.
“La fiesta de San Juan no es solo alegría y fuego, también es un momento para dejar atrás lo que nos daña y mirar hacia el futuro con esperanza”, destacó la concejala de Festejos, Inma Mora, durante la presentación oficial.
Raíces que siguen vivas
Las Fiestas de San Juan en Elche hunden sus raíces en antiguos rituales agrícolas vinculados al solsticio de verano. Con el paso del tiempo, se han convertido en una manifestación festiva urbana que aúna sátira, crítica social y arte efímero, con un formato similar al de las Fallas. La cremà de las hogueras, prevista para la noche del 24 de junio, simboliza la quema de lo viejo para dar paso a nuevos comienzos.
Fiesta, cultura y comunidad
Durante toda la semana, el Raval se llena de vida con un amplio programa de actividades: desfiles, talleres infantiles, cenas populares, música en directo y verbenas. Las comisiones vecinales y agrupaciones culturales del barrio han trabajado codo a codo para mantener el espíritu participativo y abierto de estas fiestas tan queridas por los ilicitanos.
Tradición con conciencia
Con esta edición, las Fiestas de San Juan demuestran su capacidad para mantenerse fieles a la tradición al tiempo que se abren a los temas del presente. El fuego, como cada año, será el encargado de cerrar la celebración, pero también de encender un debate necesario: la salud mental como parte del bienestar colectivo.