REPORTAJE

Elche se viste de tradición en el Domingo de Ramos

El Domingo de Pasión en Elche se erige como una experiencia única, entrelazando la religiosidad y la tradición. Cada año se da vida a aproximadamente 200.000 palmas blancas que acompañan el el trono de Jesús Triunfante, más conocido como “Pas de la burreta”
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Claudia Porta
24 de marzo de 2024 - 10:00
Ayuntamiento de Elche

Una lluvia de palmas blancas, lisas como el cristal o rizadas como antiguos pergaminos y olivo en mano al ritmo de los tambores llenan las calles de Elche el Domingo de Ramos. Este día, arraigado en la tradición de la ciudad, marca el inicio solemne de la Semana Santa, una época de celebración. Para los ilicitanos, este día reviste un especial significado al estar estrechamente ligado al Patrimonio de la Humanidad que es su Palmeral, con más de 200.000 palmeras que dan testimonio de su historia.

En los pergaminos del Archivo Municipal de Elche, se encuentra atesorado el más antiguo vestigio del Domingo de Ramos, datado en el año 1371. En esta reliquia, plasmada con delicada caligrafía, el Consejo Municipal decidió destinar una parte de sus recursos a obras de caridad en esta jornada, mientras que se comprometía a organizar procesiones en los días por venir, dando forma a la historia.

Asimismo, retrocedemos a un día de marzo del año 1429, cuando resonó en la corte de Valencia la noticia de la detención de los vecinos de Elche, quienes se aventuraron en la tarea de vender palma blanca. Aunque no es hasta el año 1945, cuando Vicente Serrano erigió la cofradía del renombrado «Pas de la burreta». En este momento, el peso del paso recayó sobre los hombros de los distintos obreros de la fábrica del fundador, hasta que esta responsabilidad cambió de manos, pasando por Roberto Casanova y, finalmente, en la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de Elche.

El 22 de julio de 1997 marcó un hito significativo para la procesión al ser declarada de Interés Turístico Internacional. Durante la Edad Media, la Bendición de las Palmas adquirió una gran importancia. A la par, se afianzó la tradición de colgar estas palmas en los balcones, una costumbre arraigada en Occidente desde tiempos medievales y preservada en rincones únicos como Elche, que se convirtió en un símbolo de protección para el hogar.

Con el avance de la mañana de ese domingo, Elche se convierte en un espectáculo de color y emoción, donde las veneradas imágenes se exaltan con flores y luces. El corazón de la ciudad, la Plaza del Congreso Eucarístico, se erige como el escenario de encuentro para los devotos y las diversas cofradías y hermandades, con el fin de bendecir las palmas, portadoras de un simbolismo que evoca la victoria de Cristo sobre la muerte.

En esta jornada, los habitantes de la ciudad se preparan para acompañar el trono de Jesús Triunfante, un símbolo llevado en hombros por un total de 54 costaleros. En momento de más profunda emotividad de este día lo marca la procesión al llegar a la Basílica de Santa María, donde se detienen para el esperado «encuentro» entre la imagen de Jesús sobre el burro y la Virgen de la Asunción, patrona venerada de la ciudad, momento que simboliza el reencuentro entre madre e hijo.

Cada año, en la ciudad se da vida a aproximadamente 200.000 palmas blancas, un tesoro que trasciende sus fronteras. Desde hace siglos, por encargo del ayuntamiento ilicitano, estas preciosas creaciones se envían a distinguidas personalidades, como el Papa Francisco, los Reyes de España, el presidente del Gobierno y el de la Generalitat Valenciana. Asimismo, en vísperas de la jornada se celebra el prestigioso Concurso de Palma Blanca, un evento donde se exhiben las más exquisitas obras de arte en miniatura, artesanía, solapa y talleres de artesanía, destacando así la habilidad y la destreza de los artesanos locales.

El Domingo de Ramos en Elche se erige como una experiencia única, entrelazando la religiosidad, la tradición y la convivencia de los ilicitanos, en un ambiente impregnado de alegría que señala el inicio de una de las celebraciones más significativas del calendario litúrgico cristiano. Este Domingo de Pasión es más que una celebración religiosa, es un evento que enriquece la cultura local que merece ser admirado por todos los vecinos de la ciudad.

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