El centro de una ciudad suele ser su carta de presentación al mundo, el reflejo de su historia, cultura y vitalidad. Sin embargo, en el caso de Elche, el kilómetro cero deja mucho que desear. La emblemática iglesia de Santa María, orgullo de la ciudad, se encuentra en un estado de abandono alarmante. Sus paredes, testigos mudos de siglos de historia, muestran ahora signos de deterioro que claman atención urgente. ¿Cómo es posible que un monumento de tanta importancia para la identidad de Elche haya sido dejado de lado de esta manera?
El alcalde de Elche, Pablo Ruz, ha convocado un pleno extraordinario para el próximo miércoles con el fin de iniciar un movimiento social destinado a la rehabilitación de la Basílica de Santa María, cuyo estado ha generado preocupación en la comunidad tras los últimos desprendimientos en la fachada principal del templo. El alcalde ha manifestado que “este tiene que ser un movimiento de todos los ilicitanos y el primer paso es contar con el apoyo de la corporación a través de este pleno extraordinario”.
Pero el abandono no se detiene ahí. El Mercado Central, que solía ser el corazón palpitante del comercio local, ahora yace en espera de rehabilitación. Una nave en ruina y protegida pese a su escaso valor arquitectónico. Afea, y de qué manera, el corazón de nuestra ciudad.
Desde la concejalía de comercio, la edil Caridad Martínez subrayaba hace un mes el deseo que se tiene desde el equipo de gobierno de que las obras para la remodelación se ejecuten de una forma rápida para evitar que se alarguen y no afecten en demasía a los comercios de alrededor. Además, comparte su deseo acerca de la fecha del fin de la reforma: «Me gustaría que el año que viene por estas fechas pudiéramos estar hablando de que, si no está terminado, por lo menos esté en una fase avanzada».
El despropósito urbanístico representado por el edificio de Riegos de Levante es otra mancha en el paisaje urbano de Elche. Su presencia discordante no solo es un insulto visual, sino también un símbolo de una planificación urbana desacertada y desconectada de las necesidades de la ciudad y por la ineptitud política y técnica. Con los cuatro de siempre siendo de nuevos escuchados.
Sin embargo, no todo está perdido. A pesar de los desafíos heredados, el alcalde de Elche ha demostrado un compromiso firme con la revitalización del centro de la ciudad y la preservación del patrimonio histórico. Durante su primer año de gestión ha realizado una apuesta decidida por la protección del patrimonio cultural que garantiza el legado de una ciudad para las generaciones futuras.
A pesar de los estos desafíos, queda mucho por hacer. La urgencia es palpable en el kilómetro cero de Elche. Es hora de actuar, antes de que la historia se desvanezca ante nuestros ojos.