El reciente terremoto político en España, tras la rueda de prensa de Santiago Abascal al “estilo” del presidente de gobierno al que presta leal servicio como “enemigo”, con una rueda de prensa de 3 minutos y sin preguntas, anunció que se pone el traje de extrema derecha y rompe con el PP todos los pactos autonómicos debido a su negativa a acoger solidariamente a niños que han entrado de manera “irregular” en España.
Esta decisión no solo revela una alarmante falta de humanidad por parte de la Dirección Nacional de Vox, sino que también contrasta sorprendentemente con los valores religiosos y cristianos que muchos de sus dirigentes promueven.
Este giro de los acontecimientos nos obliga a reflexionar sobre el futuro del gobierno local en Elche, especialmente en la alianza entre el Partido Popular (PP) y Vox. La semana pasada reflexionaba de la sorprendente defensa de una moción por parte de Vox en Elche, moción que fue inexplicablemente apoyada por el PP. Esta moción, claramente un corta y pega de iniciativas a nivel nacional, abordaba problemas inexistentes en la ciudad, resultando ser un veneno tanto para el PP, que cometió el error de apoyar la propuesta, como para Vox.
Es evidente que el reparto de alrededor de unos 30 niños por cada comunidad autónoma, que ha sido la causa de la ruptura de todos los pactos con el Partido Popular, no es más que una mera excusa que deja en muy mal lugar al partido de Abascal. La gran pregunta ahora es: ¿qué sucederá en Elche y en tantas otras ciudades de España? ¿Abandonarán todos los cargos políticos, renunciando a sus sueldos y a su participación en gobiernos que, en muchos casos, están gestionando bien sus responsabilidades? ¿Qué sentido tiene seguir en las ciudades con un partido que detestan y con el que anuncian ruptura por la gracia de Santi?
En mi opinión, el Partido Popular ha adoptado una postura coherente y necesaria, acorde con un partido de Estado que defiende los valores fundamentales de las personas. Es sorprendente la hipocresía en la postura del Partido Socialista, que instaba al PP a romper con Vox mientras ellos mismos mantienen pactos con Junts, el partido de Puigdemont, cuya agenda es igual de radical como la de Vox a nivel nacional. Este doble rasero no hace sino aumentar la confusión y la desconfianza entre los votantes.
Por otro lado, es evidente que Vox está siendo sacudido por el nerviosismo ante la irrupción del partido de Alvise en las elecciones europeas y los movimientos políticos nacionales. Esta incertidumbre ha llevado a Vox a perder el control, y en mi opinión, hoy marca el inicio de su defunción. Demuestran que son un partido de ruido, pero no de gestión.
¿Si la gestión en la Comunidad Valenciana estaba siendo tan buena como decía Vox, a partir de ahora va a ser mala? ¿Puede el PP de Elche fiarse de Vox Elche después que, sin diferencias en el seno del gobierno valenciano, Vox haya roto un gobierno autonómico por el simple hecho de que su jefe Abascal haya dicho que hay que hacerlo?
Lo que es evidente es que la situación en Elche es compleja, ya que una moción de censura con un apoyo de Vox daría con el PSOE y Compromís recuperando el gobierno local. Es necesaria la mayoría absoluta para su presentación y aprobación. No cabe una convocatoria electoral como en las autonomías que podría dar una mayoría para Ruz. En política, todo puede cambiar en unos minutos. Que sea siempre lo mejor para Elche.