OPINIÓN

I love Elche

18 de mayo de 2024 - 12:25
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¿Eres consciente? ¿Te has dado cuenta de que eres o vives en una ciudad alucinante?

A mí me ha pasado. Yo viví en Elche durante cinco años y, desde entonces, quedé enamorada de Ella. Porque Elche, tu ciudad, tiene ese cierto talante femenino, halo de mujer, sensualidad hecha urbe…

A lo mejor es por sus más de dos mil años de historia. Sus barrios, sus calles cuentan leyendas sobre las diferentes civilizaciones que los ocuparon: íberos, romanos, germanos, bizantinos, visigodos y árabes emprentaron su huella confiriendo a Elche el carácter de la ciudad diversa, ecléctica y misteriosa que es.

Quizás quedé prendada porque, aunque Elche es una ciudad grande, eres capaz de manejarla y de sentirte parte de ella al mismo tiempo. Cuando llegas, Elche te arropa como la madre que te acuna y que, durante siglos, ha cuidado y protegido a sus habitantes, a sus vecinos, siendo ese oasis verde que te encuentras en la comarca.

Tal vez me hechizó su río, el Vinalopó, sus hermosas palmeras, la hospitalidad de sus calles o la amplitud de sus jardines… Elche también fue el hogar elegido, y coronado en elegancia, por una bella señora íbera, tallada en piedra varios siglos antes de Cristo: La Dama de Elche.

En cualquier caso, Elche es una ciudad poderosa, vibrante y divertida. En Elche, se respira artesanía, modernidad, y la cultura de un vasto y rico pasado. Sus gentes, amables y avispadas, te acogen como parte de su tribu.

Los años en los que disfruté de Elche, recorría parques, visitaba museos y exposiciones. Me dejé envolver por la Basílica de Santa María, el Palacio de Altamira o la propia Plaza Glorieta. Siempre atenta a las actividades y eventos sociales, me encantaba estar al día, culturizarme constantemente. Tomar un vino en cualquier barecito, tasca o restaurante me hacía muy feliz. Y, ¿cómo olvidar los jueves por la noche? Cada jueves, mi ritual, mi cita ineludible era con La Filmoteca. Entrábamos a la sesión de cine más apasionante de la historia. Visualizábamos películas de todo tipo, éramos jóvenes y osadas, nos tragábamos el film que tocara esa semana. Allí conocí peliculones como La caja 507 de Enrique Urbizu, Fargo de los hermanos Coen, Psicosis de Hitchcock, Lunas de Hiel de Roman Polanski o Sin City: ciudad del pecado de Quentin Tarantino.

Gracias, Elche. Gracias por esos momentos tan bonitos que me hiciste vivir, que me arrastraste a sentir. Por ello, en mi corazón te llevo.

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