INVESTIGACIÓN

Investigadores de la UMH y el CSIC descubren el mecanismo que vincula una mutación genética con alteraciones sociales en el autismo

El estudio demuestra que la vasopresina no se libera correctamente en el cerebro y abre la puerta a terapias innovadoras
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Daniel Ruiz Perona
03 de septiembre de 2025 - 14:09

El laboratorio de Cognición e Interacciones Sociales del Instituto de Neurociencias, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha identificado por primera vez el mecanismo que conecta una mutación en el gen Shank3, asociado al autismo, con alteraciones en la conducta social. El hallazgo, obtenido a través de experimentos con ratones, demuestra que la vasopresina —una hormona esencial en las relaciones sociales— no se libera correctamente en el cerebro de los animales con esta mutación.

El trabajo, liderado por el investigador Félix Leroy y publicado en Nature Communications, desvela cómo la vasopresina regula la sociabilidad y la agresividad a través de receptores específicos en el septum lateral del cerebro. Según los resultados, al manipular selectivamente estos receptores es posible revertir los déficits sociales sin generar respuestas agresivas indeseadas, un hallazgo que abre nuevas perspectivas para el desarrollo de tratamientos dirigidos al trastorno del espectro autista.

Hasta ahora se conocía la relación del gen Shank3 con el autismo, pero no el mecanismo que vinculaba la mutación con los síntomas. El estudio detalla que los ratones con la mutación pierden parte de las neuronas encargadas de liberar vasopresina en el núcleo de la estría terminal, lo que reduce la llegada de esta hormona al septum lateral y desemboca en menos sociabilidad y menor agresividad defensiva.

Los investigadores comprobaron además que la vasopresina actúa en el cerebro a través de dos vías diferenciadas: el receptor AVPR1a, que regula la sociabilidad, y el receptor AVPR1b, encargado de la agresión social. La activación independiente de estos receptores permitió recuperar los comportamientos afectados de manera selectiva.

La investigación ha contado con herramientas innovadoras, como un biosensor de vasopresina desarrollado junto al laboratorio de Yulong Li en la Universidad de Pekín, que permitió visualizar en tiempo real la liberación de esta hormona. Asimismo, el análisis computacional realizado con la Universidad de Zúrich sirvió para validar los resultados.

El trabajo está protegido mediante una solicitud de patente orientada a desarrollar fármacos capaces de activar de forma específica el receptor AVPR1a, lo que permitiría tratar los déficits sociales en personas con autismo sin inducir efectos secundarios. Según Leroy, esta línea de investigación también podría ayudar a comprender por qué el autismo se diagnostica con mayor frecuencia en varones, dado que la vía de la vasopresina está más desarrollada en machos y se asocia a comportamientos de agresión territorial.

El proyecto, denominado MotivatedBehaviors, se enmarca en el programa Horizonte 2020 de la Unión Europea y ha recibido financiación del Consejo Europeo de Investigación (ERC), la Generalitat Valenciana, la Fundación “la Caixa”, la Fundación Severo Ochoa, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, la Fundación de Ciencias Naturales de China y la Fundación Nacional de Ciencias de Suiza.

Con este avance, el equipo del Instituto de Neurociencias UMH-CSIC da un paso decisivo en la comprensión de los mecanismos biológicos que explican los problemas de interacción social en el autismo y abre la vía a tratamientos personalizados que podrían mejorar la calidad de vida de miles de personas.

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