José María Boix Navarro, nacido en Elche en 1922, fue un hombre de visión y valentía. En 1955, decidió dejar atrás el mundo agrícola y abrir una ferretería en la ciudad. Aunque comenzó vendiendo herramientas y aperos para el campo, pronto su espíritu emprendedor lo llevó a innovar, convirtiendo su negocio en un referente de electrodomésticos para el hogar.

En 1959, Boix Navarro introdujo en Elche una de las tecnologías más revolucionarias de la época: la televisión. Trajo el primer televisor, de la marca “Óptimus”, lo que causó un verdadero impacto en la ciudad. Para muchos ilicitanos, ver una imagen en movimiento a través de una pantalla era algo asombroso, casi mágico. Las primeras televisores no solo eran aparatos tecnológicos, sino símbolos de progreso y modernidad que marcaron el inicio de una nueva era.

La llegada de la televisión transformó por completo las costumbres sociales en Elche. La tienda de Boix Navarro se convirtió en un punto de encuentro, un lugar donde los vecinos se agrupaban de pie frente al escaparate, observando fascinados las primeras imágenes televisivas. En una época donde la televisión era un lujo, el simple hecho de tener un televisor era motivo de orgullo y prestigio. Los que no podían permitírselo se acercaban a la tienda y se quedaban allí, asombrados, frente a la pantalla, disfrutando de una experiencia compartida que rompía las barreras de la comunicación.

La televisión también trajo consigo una mayor conexión con el mundo exterior. A través de ella, Elche empezó a estar más al tanto de lo que sucedía en el resto de España y el mundo. La información, el entretenimiento y la cultura comenzaron a llegar de manera inmediata a los hogares ilicitanos, cambiando para siempre la forma en que la gente se relacionaba con su entorno. El televisor no solo se convirtió en una herramienta de entretenimiento, sino en una ventana al mundo.

Además de la televisión, Boix Navarro siguió innovando con otros electrodomésticos, como las primeras neveras eléctricas y cocinas de butano, que también trajeron avances significativos a la vida diaria. Sin embargo, el televisor, en particular, fue el producto que marcó el verdadero punto de inflexión en el negocio y en la vida de los ilicitanos.

José María Boix Navarro, con su visión y coraje, no solo cambió la forma en que los ilicitanos hacían sus compras, sino que también contribuyó a una transformación social que quedará grabada en la historia de la ciudad.