OPINIÓN

La humanidad del espejo 


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Daniel Rubio
19 de abril de 2024 - 09:15

La semana viene marcada por los ecos de la dimisión con repercusión nacional del ex-concejal, José Navarro, y la consecuente reestructuración del gobierno local en Elche. La dimisión de un miembro del equipo de gobierno siempre despierta inquietudes y preguntas sobre la estabilidad y la eficacia de la gestión municipal. En menos de un año de legislatura, el alcalde Pablo Ruz ha enfrentado dos dimisiones en su equipo, un hecho que merece una reflexión detenida.

En primer lugar, es esencial reconocer que la dimisión de cualquier concejal tiene una componente política innegable. Personalmente, he sido crítico con la lista y el equipo asesor que Pablo Ruz ha conformado. Muchos hemos señalado que era una lista con demasiados “amigos “ y poco perfil independiente. No faltarán las críticas, hacia la falta de acierto de Ruz, en la elección de los dos ediles que han dimitido. Sin embargo, debo admitir que para mí, las dimisiones dignifican el mundo político. La droga del poder a menudo anula a las personas y las hace aferrarse a los sillones como garrapatas. Los concejales que han dimitido han demostrado lealtad a su amigo y dignidad. Dimitir es un acto de responsabilidad y de personalidad. En este punto parece que el que tenía razón era Ruz. Aunque aún queda partido.

Con la designación de José Antonio Román, como nuevo concejal de deporte, ha acertado de pleno. Personalmente, conozco a José Antonio, desde su etapa como jugador de rugby y su involucración en distintas facetas del club. Su perfil de gestor innovador y valiente lo convierte en una elección acertada para afrontar la exigente concejalía de deportes. No lo tendrá fácil.

El segundo componente, el personal, no debe estar siendo fácil para el alcalde, perder a dos apuestas que son de sus mejores amigos. La imagen de un Pablo Ruz roto al anunciar la dimisión de su amigo, refleja una faceta de humanidad que muchos dudábamos  si había “escondido” en las alturas del poder. Es un recordatorio de que, detrás de los políticos, aunque muchos no lo crean y les de igual, hay personas con emociones. Ahora les queda gestionar y trabajar, han activado a una oposición dormida y ya no hay mucho más margen para errores. Se debe huir de caer en lo que se criticó en la oposición. La gente suele perdonar todo, menos caer en la hipocresía y es que, no hay testigo más sincero y transformador que nuestro espejo.