OPINIÓN

La importancia de Europa

29 de mayo de 2024 - 10:41
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A pocos días vista se celebrarán las elecciones más importantes de todas las que hemos participado en los últimos años. No estoy exagerando.

Resulta que en nuestras mentes sigue instalado el hecho de que Bruselas está muy lejos y pese a que allí se adoptan las medidas más importantes para nuestra economía y nuestra vida, no se nota, no se vive, el calor y el fragor de las elecciones municipales o autonómicas.

A lo largo de los años, desde que formamos parte del grupo de países de Europa, han sido muy relevantes y decisivas las correspondientes elecciones europeas. Los varios miles de kilómetros y la idea de que los países grandes como Alemania y Francia tenían las decisiones conjugadas a sus diferentes verbos, nos hacia relativamente pasotas.

En los últimos años, pandemia por en medio, hemos puesto en evidencia cómo de importantes son esas elecciones europeas.

Con las contribuciones de todos los países, se forma un fondo común que luego, tras el razonamiento, argumentación y debate correspondientes,  de la Comisión y el Consejo, se lleva al Parlamento Europeo para su definitiva aprobación y orden de transposición a las legislaciones de cada uno de los países miembros, la norma por la que se tiene derecho a percibir muchísimas ayudas, a la industria, al comercio dentro de la Unión Europea, al comercio con zonas y países de todo el mundo con los que se cierran convenios de colaboración geoestratégica. Algo que los diferentes socios comunitarios, en solitario, no podrían ni soñar.

Pero la parte más visible de todas las políticas, sin duda, desde el inicio de nuestra andadura europea, la constituye las ayudas anuales de la P.A.C..

De la mano de la Política Agraria Común hemos sido desde el principio, perceptores netos de muchos miles de millones de euros, orientados a fortalecer la posición de debilidad de los agricultores, ganaderos y elementos del Mundo Rural, como la artesanía, el turismo, el medio natural y las tradiciones, etc. Frente a un mundo cada vez más globalizado.

Al principio se trataba de compensar a los agricultores en agradecimiento por mantener los mercados abastecidos de alimentos, lo que sin lugar a dudas se comprende con nitidez tras la segunda guerra mundial y décadas posteriores.

En la actualidad pesan muchísimo más los criterios “verdes”, aquellos que tienen una relación directa con la preservación del medio natural, en un escenario cada vez más agudo de cambio climático y en el que los consumidores juegan un papel condicionante, al rechazar los tratamientos químicos anticuados y contaminantes y los alimentos químicos de las plantas.

 Un escenario muy complejo en el que hay que tener en cuenta, como elementos distorsionadores, las guerras cercanas, los movimientos globales de alimentos en manos de los temidos fondos de inversión, la aparición disruptiva de nuevas zonas geográficas como productores agresivos, competencia desleal con los precios bajos cuando llegan a los mercados europeos, la necesidad urgente de que se optimicen todas las zonas de cultivo y todos los cultivos para atender la alimentación de una población global que se prevé casi duplicada en las próximas décadas y un sin fin de estrategias de los países terceros para llegar y crecer con sus frutas y hortalizas en el mercado europeo.

Años atrás, ante estas elecciones, se presentaban políticos de menor calado, por lo que comentábamos antes, la toma de decisiones estaba lejana, no había un interés claro de la población por comprender el laberinto sin fin de la normativa europea y por tanto se cedía ante la preeminencia de los países grandes conocedores de todos los entresijos  europeos, que ellos mismos habían generado. (Se seguía subvencionando la producción de leche y se gastaban fondos sin fin para almacenarla en forma sólida) y así cientos de contradicciones que se han eliminado en las últimas décadas.

Hoy, los políticos que forman las diferentes candidaturas son de primer nivel, porque nos jugamos muchos cientos de millones de euros en la forma de redactar las normas, en los criterios que se convalidan para los perceptores de ayudas y en las negociaciones con los socios comunitarios primero y con los países terceros ante la firma de los tratados de libre comercio en los que se trata de alianzas geoestratégicas, se fomenta el consumo de producciones industriales europeas y se consiente la entrada de sus producciones agrarias en nuestros mercados.

De los políticos que salgan elegidos el próximo día nueve de Junio dependerá que esos países puedan entrar sus producciones en el mercado europeo pero cumpliendo con las mismas normas que nos obligan a cumplir a los agricultores europeos. Las cláusulas espejo y también que se obligue a los productores de cítricos y otras frutas a cumplir con el tratamiento en frío para evitar que entren en los campos europeos, plagas muy peligrosas para la supervivencia de nuestras plantaciones.

Hay otro aspecto que quiero comentar y es que tuve la oportunidad de seguir el primer debate de los candidatos europeos televisado en el primer canal.

Lo primero que quiero destacar con fluorescente es que reinó un ambiente de respeto, de asertividad, de ausencia total de palabras malsonantes, de argumentaciones razonables de cada una de las posturas y planteamientos. No pude ver ni un solo gesto de desprecio o de burla. Y uno era el mensaje transversal de todos los participantes, que es el temor del auge de los partidos de ultraderecha y la necesidad de hacer lo posible para que no solo no avancen, sino que tampoco alcancen relevancia política. Los casos de Hungría y de Italia son para los responsables actuales de la Unión Europea suficientemente clarificadores del riesgo que supondría un auge de dichos partidos que niegan los riesgos que amenazan de manera real a nuestras agriculturas, ganaderías y poblaciones.

El caso de Estados Unidos y el señor Trump y de Argentina con el señor Milei y todas sus tretas, artificios y astucias son muy clarificadores de cual sería el futuro de éstos negacionistas.

Escuché a la señora Ursula Von Der Layen, además de Presidenta de la Comisión , líder del Partido Popular Europeo, pedir el apoyo de todos, para evitar el auge y la irrupción de éstas políticas en la Unión Europea.

Ojala todos los españoles tuvieran la oportunidad de seguir aquel debate de los líderes europeos para tener claro lo que vayan a votar el próximo día nueve de Junio.

Pero por encima de todas las variables, cabe votar para la Unión Europea a los mejores políticos para que hagan frente sin flaquear a las diferentes políticas necesarias para seguir produciendo en las mejores condiciones y para seguir viviendo en un futuro, cuanto menos, turbulento pero esperanzador.