Fue la Cofradía de la Flagelación y Gloria la que desafió con determinación las inclemencias del tiempo, emprendiendo su estación penitencial con paso firme y devoción inquebrantable. Su valentía no solo conmovió a los presentes, sino que también marcó uno de los momentos más esperados de la noche, cuando su procesión logró completarse a pesar de las adversidades.
Sin embargo, no todo estaba perdido en esta jornada marcada por la lluvia. Cerca de la medianoche, con las luces públicas apagadas y el sonido de las gotas de lluvia como telón de fondo, finalmente se produjo el ansiado encuentro entre las veneradas imágenes del Cristo de la Columna y la Victoria. Aunque con una demora de una hora con respecto al horario establecido, este momento sagrado no perdió ni un ápice de su emotividad, arrancando aplausos entre los espectadores.
Las lluvias, caprichosas e intermitentes durante toda la tarde-noche, jugaron un papel crucial en el devenir de las procesiones. La Estrella y el Cristo del Gran Poder, postrados por las inclemencias meteorológicas, se vieron obligados a modificar sus planes y trasladar su encuentro al resguardo de los muros del Sagrado Corazón de Jesús.
La valentía también se manifestó en la Cofradía de la Santa Cena, que, a pesar de las adversidades, decidió iniciar su procesión desde la iglesia de San Juan. Sin embargo, la persistente lluvia obligó a un retorno prematuro, dejando un sabor agridulce en los corazones de quienes anhelaban completar el recorrido.
Por otro lado, la Negación de San Pedro no pudo cumplir con su itinerario previsto, aunque su presencia no pasó desapercibida. Su trono, cubierto y con ruedas, fue trasladado con cuidado y respeto hasta la iglesia de Santa María.
A pesar de las dificultades, el Descendimiento logró llegar hasta la Plaza de Baix, aunque con un cortejo reducido y con dificultades. Sin embargo, fue la Cofradía de la Columna y la Victoria la que brilló con luz propia en esta noche de desafíos y contratiempos. Su determinación y fervor les permitieron completar íntegramente su procesión, regalando a la ciudad un momento emotivo y solemne que perdurará en la memoria de todos los presentes.
Y así, aproximadamente a las doce de la noche, con las luces de la plaza apagadas y el eco de las marchas interpretadas por la banda de música de la Flagelación y Gloria, se llevó a cabo el esperado encuentro entre las veneradas imágenes.