La Navidad en Elche, hace tres décadas, era una festividad marcada por la calidez de las costumbres familiares y la modestia de sus celebraciones públicas. En una época en la que las tecnologías actuales no estaban presentes, la esencia navideña se transmitía a través de pequeñas acciones cotidianas, la unión vecinal y las manifestaciones culturales tradicionales.
El alumbrado navideño: simplicidad encantadora
En los años 90, el alumbrado navideño era un elemento modesto pero imprescindible para anunciar la llegada de las fiestas. Las calles del centro histórico, como la Corredora, y los alrededores de la Plaza de Baix eran los principales escenarios de las luces navideñas. Estas consistían en guirnaldas formadas por bombillas incandescentes de colores cálidos, que se colgaban entre edificios y palmeras, integrándose con la arquitectura única de la ciudad y las características palmeras de Elche.
Aunque comparado con las actuales iluminaciones, estas decoraciones podían parecer simples, había algo mágico en su sencillez. Encender las luces era un evento simbólico que reunía a familias y vecinos. En muchos barrios periféricos, como Carrús o Altabix, el alumbrado público era escaso, y las decoraciones dependían en gran medida de los propios vecinos. Era común que las familias colocaran guirnaldas y pequeños adornos en las ventanas de sus casas, mientras que algunos comercios locales decoraban sus escaparates con figuras de Papá Noel y belenes iluminados.
La sobriedad del alumbrado hacía que la atmósfera fuera íntima y especial, recordando un tiempo en el que la tecnología no competía por deslumbrar, sino que buscaba conectar con los valores más humanos de la Navidad.
Tradiciones: fervor religioso y unión familiar
Elche, como muchas ciudades con raíces profundamente católicas, vivía la Navidad con un marcado fervor religioso. La Basílica de Santa María se convertía en el epicentro de las celebraciones, con misas solemnes como la Misa del Gallo, que atraía tanto a devotos como a familias que deseaban compartir un momento de reflexión espiritual. La iglesia también organizaba cantos de villancicos y pequeños conciertos con coros locales, que llenaban el espacio de una atmósfera especial.
Uno de los elementos más representativos de la Navidad de aquella época era la creación de belenes, tanto en los hogares como en espacios públicos. El belén del Parque Municipal, aunque no tan grande ni sofisticado como en la actualidad, ya era un punto de referencia para los ilicitanos. Además, los colegios organizaban concursos de belenes con materiales reciclados, fomentando la creatividad de los niños y el apego a esta tradición.
Por otro lado, las reuniones familiares eran el corazón de las fiestas. Las comidas navideñas reunían a varias generaciones en torno a platos típicos como el arroz con costra, acompañado de dulces tradicionales como turrones de Jijona, mantecados y peladillas. En muchas casas, los mayores contaban historias sobre cómo se vivía la Navidad en tiempos más austeros, mientras que los más pequeños esperaban con ansias los regalos que llegaban el Día de Reyes.
Ferias y mercadillos: modestos pero acogedores
Aunque Elche contaba con actividades navideñas específicas, estas eran mucho más modestas que las de hoy. En la Glorieta, un mercadillo navideño ofrecía productos artesanales como figuras de belén, adornos navideños hechos a mano y pequeños regalos. También se podían comprar dulces típicos, desde turrones hasta dátiles, un producto emblemático de la ciudad.
La feria de atracciones, instalada en el Hort del Monjo, era uno de los eventos más esperados por las familias. Aunque pequeña, con unos pocos carruseles, columpios y puestos de tiro al blanco, para los niños representaba una oportunidad única de disfrutar del espíritu navideño. Los paseos por la feria, acompañados de algodones de azúcar y churros con chocolate, eran momentos inolvidables.
En general, la Navidad de los años 90 en Elche tenía un carácter más íntimo y sencillo, donde predominaba la tradición sobre el espectáculo.
Una navidad vibrante y espectacular
En la actualidad, la Navidad en Elche ha dado un giro hacia una celebración que combina tradición, modernidad y espectáculo. A través de un gran despliegue de luces, actividades y eventos, la ciudad atrae tanto a los residentes como a visitantes que buscan vivir una experiencia navideña completa.
El alumbrado navideño: innovación y espectacularidad
El alumbrado navideño de hoy en día es una de las principales atracciones de las fiestas en Elche. Las calles del centro lucen iluminaciones que combinan tecnología LED con diseños artísticos, creando un espectáculo visual que transforma el ambiente urbano. En la Plaza de Baix, cada año se instala un árbol de Navidad gigante que se ilumina con colores cambiantes y se convierte en un lugar ideal para tomar fotografías. Además, los barrios cuentan con un alumbrado mucho más desarrollado que en el pasado, integrando a toda la ciudad en el espíritu navideño.
El encendido de las luces es ahora un evento multitudinario, con actuaciones musicales, espectáculos de luces sincronizadas y actividades para niños, lo que lo convierte en una de las fechas más esperadas del calendario navideño.
Tradiciones: conservando el espíritu con nuevos matices
Aunque muchas tradiciones han perdurado, como la misa en la Basílica de Santa María y los belenes, hoy estas se ven complementadas por eventos más modernos. El belén monumental del Parque Municipal se ha convertido en un atractivo turístico, con figuras de gran tamaño y detalles que lo hacen único.
Asimismo, se han recuperado tradiciones como el «Cant de la Sibil·la», un canto medieval que ha sido restaurado en su lugar original y se representa con gran solemnidad. Las familias siguen reuniéndose para celebrar, pero las cenas y comidas ahora combinan recetas tradicionales con platos más modernos, reflejando la influencia de nuevas tendencias gastronómicas.
Ferias y mercadillos: un despliegue vibrante
El mercadillo navideño de la Glorieta y las inmediaciones ha crecido enormemente, con más puestos y una oferta mucho más variada. Hoy en día se pueden encontrar desde productos gourmet hasta artesanías únicas, pasando por juguetes, ropa y decoraciones navideñas de diseño contemporáneo.
La feria de atracciones también se ha ampliado, trasladándose a espacios más grandes y ofreciendo una experiencia más completa. Además de las atracciones tradicionales, ahora incluye pistas de patinaje sobre hielo y espectáculos itinerantes, como teatro y música en vivo.