OPINIÓN

Lenguas de signos, lenguas de ley

17 de junio de 2024 - 10:24
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La lengua de signos española (LSE) es más que un medio de comunicación; es un pilar fundamental de identidad y cultura para la comunidad sorda en España. Reconocida y respaldada por la ley, la LSE merece una atención y promoción que refleje su importancia social y cultural.

En 2007, la Ley 27/2007 otorgó reconocimiento oficial a la lengua de signos española, marcando un hito significativo en la lucha por los derechos lingüísticos de la comunidad sorda. Esta ley no solo reconoció la LSE como una lengua oficial, sino que también estableció un marco para su enseñanza, aprendizaje y uso en diversos ámbitos de la vida pública.

Sin embargo, el estatus lingüístico de la LSE va más allá del simple reconocimiento legal. La lengua de signos es un sistema completo y natural de comunicación, con su propia gramática, sintaxis y vocabulario. Compararla con las lenguas orales no solo es injusto, sino que también minimiza su complejidad y riqueza. La LSE nos permite a las personas sordas no solo comunicarnos, sino también expresar nuestra identidad cultural y participar plenamente en la sociedad.

A pesar de los avances legislativos, con la reciente aprobación del Real Decreto 674/2023, la realidad es que la LSE aún enfrenta desafíos significativos. La falta de intérprete, debido a la falta de formación reglada y de calidad, la precariedad laboral, etc. Además de la escasa presencia de la LSE en la educación y los medios de comunicación, limita el acceso de las personas sordas a la información y a oportunidades educativas y laborales. Para que el reconocimiento legal de la LSE sea realmente efectivo, es crucial que se implementen políticas y recursos adecuados que faciliten su uso y promoción.

La educación es uno de los ámbitos donde urge incluir la LSE. La presencia de la LSE en la educación es esencial para garantizar la igualdad de oportunidades y el acceso a una educación de calidad, donde el alumnado sordo contase con los recursos necesarios para el acceso a la educación de forma completa y con referentes lingüísticos y culturales.

Además, los medios de comunicación tienen un papel fundamental en la visibilización y normalización de la LSE. Programas de televisión, películas y noticias con interpretación en lengua de signos son herramientas poderosas para aumentar la conciencia pública y promover la inclusión. Además de incluir todos los formatos anteriores, realizados por profesionales sordos donde la LSE sea la lengua principal, no solo benefician a la comunidad sorda, sino que también enriquecen la cultura y el conocimiento del público en general.

En conclusión, la lengua de signos española es una parte integral del patrimonio lingüístico y cultural de España. Su reconocimiento legal es un paso crucial, pero no suficiente. Es necesario un compromiso continuo y recursos adecuados para garantizar que la LSE pueda florecer y ocupar el lugar que merece en la sociedad. Promover y apoyar la LSE es una cuestión de justicia, igualdad y respeto por la diversidad. Es responsabilidad de todos nosotros, como sociedad, asegurarnos de que la lengua de signos española sea valorada y utilizada en todos los ámbitos de la vida pública.