OPINIÓN

Los sueños, sueños son, sea su realidad pecado, o no


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Antonio Buitrago
11 de julio de 2024 - 10:03

Wilt de Tom Sharpe es posiblemente la novela más famosa de este autor, me hice con ella en la biblioteca hace que aquello muchos lustros, y la disfrute tanto (me pasa con casi todo lo que me hace reír), que me compré el libro poco después.

En esta novela, de una forma sencilla y muy, muy divertida, el autor le tira a todo. Henry Wilt, el protagonista, es profesor en un instituto politécnico con capacidad de arrastrar al hombre más sensato a la locura más salvaje, o al suicidio. Vamos, que pese a llevar muchos años escrito, sigue siendo muy actual.

El profesor, una vez más, vuelve a ver como el ansiado ascenso se le va de entre las manos mientras las cosas en casa no marchan mucho mejor. Allí, Eva, su bomboncito de esposa, se deja llevar por unos imprevisibles y entusiastas arrebatos derivados de la meditación trascendental, el yoga o cualquier otro tipo de novedad que pueda surgir, e indiferentemente de lo absurda que sea.

Y a todo esto, Wilt, sin poder hacer nada con respecto a su empleo y como válvula de escape, no vacila en fantasear con el asesinato, especialmente, el de su mujer. Para ello, cuenta con la inestimable colaboración de una muñeca hinchable. Y, de ahí a la desaparición de Eva, un paso, un paso que convierte a Wilt en el principal sospechoso de su posible asesinato.

Es a partir de este punto, cuando se pone en marcha el engranaje policial, cuando la novela comienza, a mi parecer, a ser un desternillante cumulo de circunstancias, conversaciones y conclusiones.

Que, pese a lo absurdo, muy bien podrían darse en la vida real, especialmente, en esta vida de hoy, donde el absurdo es tan posible, que ya no asusta a nadie.

Esta, es para mí una novela más de esas muchas que no debería de faltar en ninguna biblioteca para usarla como cura cuando el cuerpo nos pide auxilio, porque nota que necesita un puntito menos de apatía.