Marcelino Siuri Navarro nació el 26 de abril de 1654 en Elche, en el seno de una familia acomodada que le permitió acceder a una destacada formación académica. Hijo de Antoni Siuri, jurista y doctor en Derecho, y de Marcela Navarro, Siuri se trasladó a Valencia con su familia, donde inició una brillante carrera universitaria. A los 16 años ya era maestro en Artes, y a los 19 obtuvo el doctorado en Teología en la Universidad de Valencia, donde también ejerció como catedrático de Filosofía y Sagrada Escritura. Fue pavorde de la Catedral, un título honorífico que lo distinguía entre los teólogos más destacados de su tiempo, y llegó a ser vicerrector de la universidad.
La guerra de Sucesión Española interrumpió momentáneamente su carrera académica. La ocupación de Valencia por los maulets en 1705 obligó a Siuri, como a otros miembros de la alta jerarquía eclesiástica, a abandonar la ciudad. Sin embargo, en 1708 fue preconizado obispo de Orense, cargo en el que desplegó su dinamismo y su visión pastoral.
En Orense, Siuri llevó a cabo importantes reformas arquitectónicas y espirituales. Visitó personalmente cada rincón de su obispado y financió la reconstrucción de la iglesia de Santa María Madre, donde su escudo aún adorna la fachada. En 1722, emprendió la demolición de la primitiva catedral de San Martín de Tours, que había sido reconstruida tras las invasiones árabes y normandas, para levantar el templo barroco que conocemos hoy. Incluso después de ser trasladado a Córdoba en 1717, continuó costeando parte de las obras de la nueva catedral de Orense, demostrando su compromiso con la diócesis que dejó atrás.
Como obispo de Córdoba, Siuri consolidó su legado como uno de los grandes impulsores del arte barroco en Andalucía. Su llegada coincidió con un momento de decadencia arquitectónica en la Mezquita-Catedral, cuyas bóvedas construidas por Abderramán I se encontraban en pésimo estado. Siuri lideró su restauración, además de renovar la Capilla del Baptisterio, de la que procede la actual pila bautismal. También promovió la construcción de importantes edificios religiosos como la iglesia de San Jacinto, las Capuchinas y San Andrés, dejando su impronta en la fisonomía de la ciudad.
Su influencia no se limitó a la arquitectura. Como teólogo, publicó tratados y sermones que consolidaron su reputación como uno de los intelectuales más destacados de su época. Designado obispo por Felipe V, Siuri gestionó con habilidad los desafíos políticos y religiosos de su tiempo, asegurándose de que las obras emprendidas durante su episcopado reflejaran tanto su profundo compromiso espiritual como su visión cultural.
Marcelino Siuri falleció en Córdoba el 28 de enero de 1731, tras casi dos décadas de trabajo incansable en esta ciudad. Su legado, tanto en Orense como en Córdoba, sigue siendo visible hoy en las plazas, iglesias y edificios que transformó. Aunque en su Elche natal permaneció poco tiempo, su nombre y su obra continúan siendo un ejemplo de cómo la dedicación y el talento pueden dejar una huella duradera en la historia y el patrimonio de las ciudades.