OPINIÓN

Mujer en situación de calle, la multivulnerabilidad invisible

09 de marzo de 2024 - 08:32
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A pesar de ser quizás la manifestación más patente de la pobreza y de la exclusión social extrema, la situación de las personas sin hogar se encuentra en buena medida invisibilizada en la sociedad actual e ignorada por una parte importante de la población. El estigma que acompaña al sinhogarismo hace que miremos para otro lado, y que nos olvidemos de que estas situaciones obedecen a una infinidad de factores, y de que tienen nombres y apellidos.

La exclusión social que comporta el sinhogarismo se ve asociada, además, en muchos casos, a otras causas de discriminación, como el sexo, la raza o la discapacidad. No es lo mismo, por ejemplo, ser un hombre blanco en situación de calle que ser una mujer en situación de calle o una persona migrada en situación de calle. Es preciso, pues, abordar el sinhogarismo desde una mirada que contemple estas situaciones de multivulnerabilidad y multidiscriminación.

Desde el 5 de diciembre de 2023, Elche cuenta con un centro de acogida y pernocta, que cubre tanto las necesidades básicas como las necesidades psicosociales de las personas que se encuentran en situación de calle, gestionado por la Fundación Conciénciate en colaboración con el Ayuntamiento de Elche. Gracias a una visión holística e integral, este recurso y sus respectivos protocolos se han diseñado con el objetivo de poner a cada persona en el centro de la intervención, y, entre otras medidas, está la de atención específica a la mujer. Desde la separación por módulos habitacionales entre hombres y mujeres, con un sistema integrado de seguridad en el acceso en este último y la disponibilidad de productos de higiene íntima y menstrual ilimitados, hasta una atención integral con orientación e información sobre recursos específicos, acompañamiento y seguimiento de los casos, y apoyo psicosocial en situaciones de violencia machista o situaciones de vulnerabilidad que van asociadas al hecho de ser mujer.

Es importante señalar la responsabilidad que a todos nos incumbe para contribuir a que no haya más personas pernoctando en la calle en contra de su voluntad. Entidades sociales, empresas, instituciones públicas y la ciudadanía en general debemos comprometernos conjunta y solidariamente para seguir poniendo en marcha recursos que palien la situación de sinhogarismo, y para erradicar la estigmatización que acompaña a quienes se ven forzados a esta situación.

Carecer de un hogar no es solo carecer de techo. La situación de sinhogarismo arrastra consigo una multitud de consecuencias que vienen asociadas, no solo a la falta de propiedad, sino también a la carencia del sentimiento de seguridad, autopercepción y pertenencia. Tener una vivienda es tener un lugar donde refugiarse, donde descansar, autocuidarse e identificarse. Es arraigo, estabilidad y protección. Es, por ello, un derecho básico de todas las personas.