María José Aranda ha hecho historia al convertirse en la primera mujer que ha alcanzado el cargo de inspectora de la Policía Local de Elche. Madre de un niño y una niña; estudió Derecho en la Universidad de Alicante, pero el gusanillo de la Policía acabó convenciéndola para haber desarrollado una carrera durante veintitrés años. Su carácter afable y cercano han hecho de ella uno de los referentes del cuerpo policial en el ámbito humano. Preocupada y concienciada, la experiencia ha moldeado a una inspectora que tiene como objetivo el bienestar de las personas. El pasado lunes juró su cargo mirando al pasado para, desde el presente, construir el futuro. Muchas han sido las compañeras que han trabajado duro para derribar barreras y construir puentes. Aranda repasa para Elche Capital que ha supuesto recoger el testigo de las que plantaron en ella una semilla germinada que ahora trasplantará a las futuras promociones de mujeres que se incorporen al cuerpo policial.
¿Qué se siente al ser la primera mujer inspectora de la Policía Local de Elche?
Es una gran responsabilidad. Cuando eres consciente de que de alguna manera el foco de atención lo están dirigiendo, no tanto hacia tu persona, sino hacia lo que tú desarrollas, sabes que estás sometida a cierto escrutinio público de tus decisiones y de la labor que estás desarrollando. La toma de decisiones como mando es algo que a diario tenemos que estar ejerciendo y eso no siempre gusta, porque no podemos contentar a todo el mundo. A pesar de que tienes ese mayor grado de responsabilidad, tienes un margen de maniobra y una libertad de actuación mayor. Es verdad que yo no lo veía en términos de género, pero si para que alguna mujer piense vea con la edad que tengo, y siendo madre, lo he conseguido, por qué no lo vais a conseguir vosotras, me encanta.
¿Por qué decidió ser policía?
Me tengo que remontar a la época de Secundaria, a esa fase de autoconocimiento y de reflexión interna. Una psicóloga me hizo una entrevista y me dijo que tenía una vocación social muy marcada, como militar, fuerzas armadas o policía. Parte de la familia de mi padre pertenece a ese sector y siempre he crecido con el respeto a todo ello. Cuando acabé la carrera de Derecho en la Universidad de Alicante recordé lo que me dijo aquella psicóloga. Yo no me veía como letrada defendiendo a cualquier persona, porque necesito creer en lo que siento. Sacaban oposiciones ese mismo año, me preparé para entrar en la Policía y me picó el gusanillo. No hay nada más enriquecedor que ver a una persona que se te está abriendo y tienes que solucionar su problema y ayudarla. A mí me enganchó poder contribuir a la mejora de la vida de determinadas personas en un momento dado. Es un estilo de vida.
¿Qué le llevó a prepararse para conseguir el puesto de inspectora?
No me gustaría no haberlo intentado y si no lo hubiera conseguido no habría pasado nada
Llevo veintitrés años como agente de policía. Me gusta mi trabajo y he estado en diversas áreas de trabajo y en distintos turnos. Tenía esa balanza de pros y contras. No me gustaría no haberlo intentado y si no lo hubiera conseguido no habría pasado nada. Tengo mi trabajo y me gusta lo que hago. Cuando tomé la decisión, eché instancia en dos procesos selectivos, oficial e inspectora. Conseguí un turno libre en la categoría de inspectora, pero había otras compañeras en ambos procesos. Nunca pensé que iba a ser la primera.
¿Qué experiencias le han preparado para ejercer este cargo?
Uno siempre llega con una visión y después te vas enriqueciendo. Te das cuenta de que puedes ser espectador de distintas vidas, y realidades que son muy difíciles de entender si no estás en la Policía. Me encuentro en un escaparate donde, cada jornada, tengo frente a mí personas que me están transmitiendo problemas, realidades sociales, dificultades y visiones distintas. Este trabajo te pone en disposición de vivir otras vidas como espectadora. Todos tenemos prejuicios. Esa conciencia de lo que es distinto de mí parece que es peor. Entonces te das cuenta de que hay distintas realidades y que la tuya no es necesariamente mejor. Necesitamos y desarrollamos esas habilidades de gestionar a personas, comprenderlas, saber acercarnos, la honestidad, los principios y entender los valores que de alguna manera ilustran y acompañan la misión de esta Policía.
¿Por qué definió en el acto de toma de posesión la figura de la mujer como inspectora del Cuerpo Policial como una asignatura pendiente?
La asignatura pendiente era de nuestra Policía. Nos chocaba que si la Policía Local de Elche fuimos la tercera Policía de España que incorporó a mujeres en el año 1972, por qué ahora no teníamos mujeres en ese puesto. Hubo cuatro mujeres en la Policía durante la época franquista, porque se les necesitaba para hacer algunas las labores. Se crearon plazas distintas a las de los hombres. ¿Cómo puede ser que Elche, que fue pionera como tercera en España en incorporar a cuatro mujeres, que era mucho en una plantilla pequeña; en el presente no se hubiera llevado a esta escala? Ese es el hito, la novedad. Vamos a luchar para seguir, pero tienes que presentarte y esforzarte. Las compañeras aún tienen mucho camino y lo están construyendo profesionalmente, igual que los compañeros.
¿Existe paridad en el cuerpo de Policía Local de Elche?
He tenido tanto compañeras como compañeros y, al final, lo que necesitas es confiar en esa persona
A nivel cifras, no; y a nivel personal, sí. No es la misma la sociedad de cuando entré que la actual. A día de hoy no hay trabajo para hombres o para mujeres. Hay democracia absoluta. Cuando se da una situación que no es justa, hay que luchar; pero aquí, una vez estamos dentro, todos somos guardias, todos somos policías. Cuando se abre una oposición, y hay un proceso selectivo, es cierto que siempre hay muchos más aspirantes hombres que mujeres. Estadísticamente tienen más posibilidades. Ese tipo de pseudo galanteo, historias o paternalismo, a día de hoy no existe. Yo soy mujer, hablo con mujeres, tengo amigas mujeres y me siento muy orgullosa cuando veo mucho talento en muchísimas de ellas. El empoderamiento es algo que deberíamos, sin estridencias, simplemente ser conscientes. He tenido tanto compañeras como compañeros y, al final, lo que necesitas es confiar en esa persona. No me imagino que alguien te pueda cuestionar en la Policía Local de Elche por ser mujer, aunque en otros tiempos es algo que no te habría podido decir.
¿Qué diría a las mujeres que aspiran a puestos de liderazgo en cuerpos policiales?
Cuando sientas la necesidad o el deseo de decir algo a nivel profesional o personal, hazlo. Si quieres cambiar o mejorar algo, cambia. No es por corporativismo femenino, o si, pero creo que las mujeres tenemos unas cualidades tremendamente necesarias. Tenemos una especial facilidad para cuestiones más sociales, aunque compañeros también, para la comunicación, relaciones personales e interpersonales. Tenemos una capacidad analítica y de gestión tremenda. Que se lo digan a una madre de familia. Es lo que de manera tradicional nos hemos acostumbrado desde nuestras madres y abuelas. Tenemos muchas capacidades que enriquecen a cualquier empresa.
¿Cómo le han inspirado Francisca Ballester y María Tenza, pioneras en la Policía Local de Elche?
Tengo anécdotas muy graciosas con Paca (Francisca Ballester). Te trataba como una hija y te decía las cosas con su verdad. Yo entendía que ella venía de una época difícil y ella había tenido que decir, “señores, aquí estoy yo. Soy mujer y policía”. Son dos mujeres con un carácter y una energía intrínsecos, con unas ganas tremendas de trabajar y con un amor enorme por la Policía. María (María Tenza) es excepcional. Y son dos personas que aún siguen en contacto y no quieren desconectarse de la Policía. Pero no solamente ellas. Existen otras que nos han promocionado y que también han dado mucho. Han conseguido que normalicemos que somos policías, porque no siempre ha sido así. Yo he vivido esa época y esa transición ha sido gracias a la lucha de otras personas que vinieron antes que nosotras.
¿Qué anécdotas ha vivido durante su carrera?
Hay de todo un poco. Divertidas hay muchísimas. Yo disfruté mucho en los primeros años de mi desarrollo profesional. Era maravilloso porque teníamos unas relaciones muy buenas y muy positivas, al final estabas deseando que llegara el día de venir a trabajar y coincidir con tus compañeros. Además, yo soy una persona muy espontánea y he metido la pata muchas veces. También hay momentos duros los llevamos un poco por dentro. Cuando estás frente a personas especialmente frágiles o vulnerables, sobre todo ancianos o niños, y ves situaciones que no son fáciles de solventar, es muy duro. Son complicadas, porque llegas y sabes que la solución no está en tu mano. Das un poquito de calor y te vas. Al final somos personas, con nuestra sensibilidad y la necesidad de desarrollar nuestra labor y no puedes dejarte caer, tienes que encapsular el dolor para actuar de manera objetiva.
¿Cómo se concilia la vida familiar con la vida profesional?
Mi único límite soy yo. Mi único competidor o el que me pone los límites de cansancio y de pensamientos derrotistas
Los funcionarios públicos tenemos muchos beneficios en la estabilidad laboral. Tenemos una garantía de que, si hago bien mi trabajo y no hago barbaridades, voy a tener un trabajo. Eso es una gran ventaja que de alguna manera te permite decir ha llegado el momento; siento, deseo y decido ser madre, y además conciliándolo con mi trabajo. No puedo presumir de algo en lo que realmente somos unos grandes favorecidos. Mi único límite soy yo. Mi único competidor o el que me pone los límites de cansancio y de pensamientos derrotistas. Cuando llegaban los días de antes del cumpleaños de mis hijos, yo necesitaba sentirme buena madre y decir “voy a organizar el cumpleaños de mis hijos, hacer manualidades y organizar todo lo que fuese necesario”. Son momentos de la vida que si los dejas marchar se van, que si los vives los has tenido, pero si los vives también tienen un punto final. Tienes que estar bien para estar bien para tus hijos. El padre de mis hijos también contribuye al 100% en todo, eso también es importante.
¿Cuál es el nivel de seguridad de Elche y cuál cree que es su principal problema?
Elche es una ciudad de tamaño medio que ha crecido mucho a nivel cultural y social. Cuando una ciudad que tenía más mentalidad de pueblo, para lo bueno y para lo malo, se convierte en una ciudad mediana o incluso una gran ciudad, al final vienen los problemas. Elche es una ciudad segura, con seguridad ciudadana y con unas cuotas mucho más que aceptables. A pesar de eso, hemos tenido muchos homicidios en los últimos años, algo que no afecta a la inseguridad ciudadana. En cuanto a incidentes de seguridad relacionados con delitos patrimoniales, tenemos una cifra mucho más que aceptable hablando en términos estadísticos. Delitos contra la salud pública, sobre todo insalubridad y sobre todo tráfico de drogas, están más presentes. Podemos hablar y presumir de que Elche es una ciudad segura, con un nivel de seguridad ciudadana más que aceptable; pero tenemos que seguir trabajando que no incremente lo que ya existe.
¿Qué legado le gustaría dejar en la Policía Local de Elche?
Elche es una ciudad segura, con un nivel de seguridad ciudadana más que aceptable
Mi apuesta, y la de la jefatura de esta Policía, es la comunicación. Me gustaría que se extendiese. Hemos pasado a entender que los medios de comunicación convencionales de masas son aliados. Nuestra apuesta por la importancia de la comunicación y la gestión de las relaciones con los públicos en general, internos y externos, va a acabar siendo comprendida por todo el mundo. No estamos en posesión de la verdad absoluta, nos podemos estar equivocando. Necesitamos esa cercanía para saber qué necesita la ciudadanía, para conocer qué tenemos que hacer y qué esperan de nosotros. Debemos estandarizar la gestión de los procesos de trabajo de toda la Policía y darle la importancia que tiene a la comunicación. Si lo conseguimos, estaremos súper satisfechos, y creo que, internamente, es algo que cada vez se entiende más y mejor.