ENTREVISTA CAPITAL | ERNESTO PéREZ SABATER ‘PINA’, EXFUTBOLISTA

‘Pina’: “Estoy muy orgulloso de mi etapa en el Elche, aunque me dio lástima no haberla podido aprovechar más”

Canterano del Elche, Ernesto Pérez Sabater “Pina” debutó en Segunda gracias a la norma sub-20 y llegó a disputar 35 partidos en una temporada con el primer equipo. La mili y las circunstancias cortaron su progresión, pero nunca perdió el orgullo de vestir la franjiverde. Décadas después, sigue recordando con emoción aquel sueño y el vínculo con su Novelda natal
FacebookTwitterWhatsApp
Iván Hurtado
13 de septiembre de 2025 - 03:17

Ernesto Pérez Sabater, más conocido como ‘Pina’, es uno de esos futbolistas que vivieron de cerca el sueño de todo canterano: debutar con el primer equipo del Elche y disputar 35 partidos en una temporada de Segunda División siendo apenas un sub-20. Su irrupción en la entidad franjiverde llegó gracias a la norma que obligaba a alinear jugadores jóvenes, y aunque su proyección se vio frenada por la mili y cambios en la plantilla, nunca perdió el orgullo de vestir la camiseta del club que le vio crecer. 

El canterano franjiverde disputó cuatro temporadas en el club ilicitano. Durante su breve pero intensa etapa en Elche, vivió momentos inolvidables como el torneo juvenil en Suiza, aprendió de entrenadores de la talla de Heriberto Herrera, y compartió vestuario con compañeros que marcaron su carrera. Décadas después, ‘Pina’ sigue recordando con emoción su paso por el fútbol profesional y mantiene un vínculo indestructible con Novelda, el club de su pueblo, donde prolongó su carrera y celebró los logros de una vida dedicada al fútbol con pasión y sacrificio.

  • ¿Qué significaba para usted, siendo canterano, debutar con el Elche en el fútbol profesional?

La verdad es que cuando debuté en el Elche fue algo súper inesperado, porque fue el primer año que se instauró la norma sub-20. Por lo visto no pensaban que iba a ir muy en serio, y al final sí que obligaban a alinear a dos jugadores menores de 20 años en el once inicial. Yo estaba cedido ese año, iba a ir cedido por el Elche al Novelda de Tercera División, el equipo de mi pueblo. Pero pensaron en mí y me reclamaron, así que tuve que volver a Elche para jugar de sub-20.

Fue una sorpresa, aunque me dio lástima no haberlo podido aprovechar más y continuar un poco, porque solo estuve una temporada en el primer equipo. Circunstancias como el servicio militar me impidieron tener continuidad. Aun así, estoy muy orgulloso de haber estado allí, porque entre juveniles, Ilicitano y Elche estuve cuatro años. Es de agradecer pasar de un club humilde, de Tercera División, a un equipo de Segunda en aquella época. El cambio fue enorme. Y más aún con 16 años.

  • ¿Qué sintió aquel primer día en que saltó al campo con la camiseta del Elche?

Recuerdo que hacíamos noche porque siempre nos concentrábamos antes, aunque jugásemos en Elche. Normalmente era en Alicante: entrenábamos los sábados por la mañana y de ahí íbamos a comer y descansar, para al día siguiente desplazarnos a Elche por la carretera de Torrellano. Justo al llegar al puente antes de entrar en la ciudad vi las luces del campo y me entró una especie de nervios. Luego se me pasaron enseguida.

La emoción de saltar al campo, ver tanta gente y sentir el apoyo fue inolvidable. La afición de Elche conmigo siempre se portó muy bien. Aunque mi etapa fue breve, siempre me sentí arropado.

  • ¿Qué recuerdos guarda de su mejor partido con el Elche?

No sabría quedarme con uno. Yo jugaba condicionado, porque estaba ahí más por la obligación de la norma sub-20 que por otra cosa. Como defensa, mi trabajo era anular al extremo derecho rival. Jugaba de lateral izquierdo y mi objetivo era que el delantero no tocase muchos balones. En ataque me prodigaba poco, aunque de vez en cuando también subía.

Siempre jugué de lateral izquierdo y tuve un gran apoyo en el vestuario, sobre todo de Heriberto Herrera, que me aconsejaba y me advertía de que no debía confiarme pensando que por ser sub-20 iba a jugar siempre.

En aquella plantilla había bastantes jugadores sub-20: Asencio, Quesada, Carrazoni, Buitrago, Horacio, yo… Éramos cinco o seis entrenando con el primer equipo. Eso le daba al entrenador margen para elegir y no limitarse a un solo puesto. Gracias a eso jugué treinta y cinco partidos de titular, lo que significaba que contaban conmigo y no lo haría tan mal.

Al acabar la temporada me tocó hacer el servicio militar y eso me frenó en seco. Cuando regresé, la plantilla ya estaba confeccionada y me dieron la baja. Fue un golpe duro, porque con 21 años pensaba que aún podía crecer futbolísticamente con el primer equipo. Pero decidieron prescindir de mí y volví a jugar en Tercera División.

  • Y en la cantera, ¿qué compañero de su generación le impresionaba más con su juego?

En juveniles hubo varios, pero concretamente Carrazoni era de los que más destacaba. Era un estilo parecido a Pedri, muy creativo. También Alcañiz, un centrocampista un poco mayor que nosotros, jugaba muy bien en el centro del campo. En defensa, Quesada era un central de los de antes, muy fuerte, de esos que anulaban al delantero centro y te daban muchas opciones de ganar. Pero de todos, para mí el mejor fue Carrazoni.

  • Su nombre, Pina, coincide con el histórico Marcial Pina. ¿Muchos pensaban que había algún parentesco entre vosotros?

Sí, pero no lo hay por desgracia, porque me hubiera encantado. Mi padre jugó en los años 40 y 50 en el Hércules de Alicante. Se llamaba José María Pérez Pina. El segundo apellido era Pina y lo conocían por Pina. Mis hermanos y yo heredamos ese apodo y nos llamaban “los hijos de Pina”. Por eso al final yo aparecía como Pina, aunque en realidad no lo soy.

Coincidí un par de veces con Marcial Pina en alguna comida y se lo comenté: “Tú sí que eres Pina de verdad. Yo no soy familia tuya, es que a mi padre lo conocían así”. Él lo sabía, aunque mi padre era bastante mayor que Marcial.

  • Su padre fue un histórico jugador del Hércules. ¿Había algo de rivalidad futbolística en casa entre Hércules y Elche?

Qué va. Creo que mi padre al final se hizo del Elche porque yo fiché allí. Siempre hubo buen rollo, sin piques. Cuando el Elche vino a por mí, mi padre se portó muy bien. Era buena gente.

  • ¿Quién ha sido su mejor amigo en el fútbol y qué papel jugó en su carrera?

Mi mejor amigo fue mi hermano. Jugó en el Alicante en Tercera División y llegó a probar en el Madrid, en el Sevilla y en el Valencia, aunque al final no consiguió asentarse en ninguno. En el Alicante fue donde más destacó. Después vino a Novelda y para mí fue un orgullo jugar con él, porque además de ser muy buen futbolista era un gran compañero. Por desgracia falleció joven, hace siete u ocho años, pero siempre fue un referente para mí.

También recuerdo a Juan Carlos Sánchez, que estuvo en el Elche juvenil. Fue otra referencia y un ejemplo a seguir. Para mí, ellos dos fueron los jugadores más significativos en mi carrera.

  • ¿Cómo recuerda el salto desde juveniles e Ilicitano a disputar casi todos los partidos de Segunda División con solo 20 años?

Yo no me lo creía, sinceramente. Recordaré toda mi vida el primer partido: jugábamos en Castellón, perdimos 1-0 faltando cinco minutos, y aquel día me entrenaba Heriberto Herrera. Jugué todo el encuentro completo y creo que hice un buen partido. Recuerdo que, al acabar, mientras me peinaba para salir, se me acercó el míster por detrás y me dijo: “Muy bien, chaval. Si sigues así, podrás jugar de titular las veces que quieras. Pero hay que trabajar”. Aquello me marcó mucho y me animó a seguir esforzándome.

  • ¿Qué sensaciones tenía al convivir en el vestuario con jugadores experimentados siendo todavía un canterano?

Siempre nos trataban un poco de novatos, pero el ambiente era bueno. De hecho, todavía mantengo relación con algunos compañeros, como Paco Bonet, que de vez en cuando me llama, o con Castroverde, de Aspe, al que vi hace poco y con el que estuve recordando viejos tiempos. Coincidimos un par de años y guardo muy buenos recuerdos de él, porque era una gran persona y un buen compañero.

  • ¿Qué aprendió de entrenadores tan distintos como Heriberto Herrera y Arsenio Iglesias?

Efectivamente, eran muy distintos. Para mí, los mejores entrenadores siempre son los que confían en ti y te ponen en el once. Con Heriberto notaba que tenía que ganarme el puesto. Éramos varios sub-20 y podía elegir a cualquiera, pero nos incentivaba a todos. Ese año debutamos varios: Horacio, Buitrago, Asencio… No solo yo. Los diez primeros partidos con Heriberto los jugué completos y estaba muy contento, pensaba que aquello iba a más. Pero luego sufrió un derrame y tuvieron que cambiar de entrenador. 

Con Arsenio no era lo mismo. Me ponía por cubrir la norma sub-20, pero no tenía la misma confianza en mí. Con él, muchas veces me cambiaba al descanso o a la media hora. 

Incluso recuerdo una anécdota en Granada, nos jugábamos el ascenso y ellos eran un rival directo para subir. Empecé de titular, pero a los cinco minutos me sustituyó pensando que otro podría aportar más. Perdimos 3-1. Ese ha sido el partido que menos he jugado en mi vida.

  • Con tanto protagonismo siendo tan joven, ¿llegó a pensar que le quedaba por delante una larga carrera en la élite?

Por supuesto. Después de aquel año de sub-20 me fui a la mili en Melilla, donde jugué cedido en Tercera División y disputé 38 partidos. Mi ilusión era volver y ganarme un sitio en la plantilla. Tenía 21 años, era canterano y ya había jugado bastantes partidos. Al menos pensé que me darían la oportunidad de hacer la pretemporada. Pero no fue así: ni me convocaron. Me citaron solo para comunicarme la baja.

Fue una gran decepción. Yo creía que podía seguir progresando. Con Heriberto había notado que iba creciendo, rindiendo más, pero tras su enfermedad y con Arsenio ya no tuve continuidad. Apenas jugué uno o dos partidos enteros con él. Los demás, me cambiaba enseguida. Perdí la confianza que sí había sentido antes.

  • ¿Cómo vivió la obligación de regresar al Elche por la norma sub-20 tras su cesión al Novelda?

Me sorprendió mucho, me pilló desprevenido. La ilusión de jugar en una categoría superior siempre ha existido y para mí era una oportunidad. Desde mi modesta opinión, en los primeros partidos fui progresando y rindiendo cada vez más. Pero al no tener tanta continuidad con Arsenio, que no hablaba tanto conmigo ni tenía la confianza que tenía Heriberto me vine abajo.

  • ¿Qué recuerdos tiene del torneo juvenil en Suiza, el título internacional que todavía luce en las vitrinas del club?

Eso ha sido lo mejor que he vivido deportivamente con el Elche. En aquel torneo había equipos muy importantes: el Leipzig, el Grasshopper de Zúrich, el Atalanta italiano, el Eintracht… todos con mucho nombre. Y les ganamos a todos. En la final vencimos también, creo recordar, al Eintracht.

Fue la mejor temporada de mi etapa en el club. Además, ese año nos clasificamos para jugar la Copa del Rey juvenil y nos eliminó el Barcelona. El grupo era durísimo: Barça, Espanyol, Valencia y nosotros. Aun así, quedamos segundos. Solo perdimos contra el Barça; ganamos al Valencia y al Espanyol en casa y fuera.

Recuerdo especialmente un partido en Barcelona en el que marqué un gol. Yo, que era lateral y no solía subir, tuve esa ocasión y la metí. Ganamos 3-1. He marcado muy pocos goles en mi carrera, así que ese lo guardo con especial cariño.

  • ¿Cómo le afectó la hepatitis durante su etapa en el Ilicitano, justo en su proceso de crecimiento como futbolista?

Sí, me afectó bastante. Estuve unos 15 o 20 partidos sin poder jugar. Creo que al inicio de aquella temporada no pude estar disponible y solo me incorporé para los últimos 10 o 12 encuentros. Me afectó más moralmente que físicamente, porque en lo físico me encontraba bien.

Ese año además descendimos de Tercera División, porque fue cuando se reestructuraron los grupos. No fue una buena temporada. Pero al año siguiente tuve la suerte de que entró en vigor la norma sub-20 y eso me compensó un poco dentro de lo que cabe.

  • Tras la mili en Melilla, volvió a Novelda y jugó allí diez años. ¿Qué significaba para usted defender el equipo de su pueblo tras haber jugado en el fútbol profesional?

Cuando estaba en el Elche me consideraba ilicitano, defendía la camiseta como si fuese lo más grande. Y en Novelda, imagínate: he nacido aquí y jugué diez años en el primer equipo. Ahora que el club cumple cien años, van a estrenar una película de hora y media sobre su historia, dirigida por Alfredo Navarro, y me hace mucha ilusión formar parte de ella. Para mí es un orgullo enorme haber defendido los colores de mi pueblo.

  • ¿Cómo era compaginar el fútbol en el Novelda con su trabajo en un despacho de arquitectura y en una fábrica de especias?

Fue una época de mucho sacrificio, aunque era joven y tenía ganas. Tenía 22 o 23 años y trabajaba en Elche como delineante en un despacho de arquitectura, un trabajo muy cómodo. Pero la construcción empezó a flojear y me tuve que buscar empleo en Novelda. Entré en Carmencita, la empresa de especias, donde me facilitaron trabajar solo por las tardes un tiempo.

Llegué a entrenar por la mañana con el Elche, pasar por el despacho después y por la tarde ir a Carmencita. Era duro, pero lo hacía con ilusión. Necesitaba el dinero porque me iba a casar y esas cosas. Al final fueron dos o tres años de sacrificio, tampoco mucho más.

  • ¿Qué diferencias había entre la exigencia del fútbol profesional y el ambiente del fútbol local en Novelda?

La verdad, no he notado tanta diferencia en lo humano. He jugado en Segunda, en Tercera, en Preferente… y para mí lo importante siempre ha sido el buen ambiente en el vestuario. Para que un equipo funcione, lo primero es que haya buen rollo entre la mayoría de la plantilla.

Recuerdo especialmente mi último año juvenil, cuando fuimos al torneo de Suiza. Éramos un grupo muy unido: llegábamos a dormir en casa de compañeros el día antes del partido, compartíamos mucho. Esa camaradería es lo que más valoro.

  • ¿Cuál considera el momento más emocionante de toda su carrera?

Quizá el homenaje que me hicieron en Novelda cuando me retiré. Jugamos contra el Elche y ese día estaban en el campo mi padre y mi hijo mayor. Fue muy especial, tres generaciones juntas. Guardaré siempre esa foto como uno de mis mejores recuerdos.

  • ¿Cómo ha vivido el reciente ascenso del Elche a Primera?

Con muchísima alegría, como si todavía formara parte del club. Me considero medio ilicitano y me hizo muy feliz verlos subir. El inicio de temporada también me parece muy bueno, de categoría: dos empates y una victoria en casa, lo importante es empezar fuerte. Ya iré a verlos más de una vez al estadio, seguro.

  • Si un chaval de la cantera le pidiera un consejo, ¿qué le dirías para afrontar la oportunidad de debutar con el primer equipo?

Le diría que trabaje, trabaje y trabaje. Que no se duerma, porque siempre habrá otro esperando la oportunidad. Que entrene bien, que escuche a los entrenadores y que lo haga con ilusión. Y, sobre todo, que fomente el compañerismo, es clave para crecer y disfrutar del fútbol.

  • Y por último, ¿cómo le gustaría que se recordara su historia: como la de un talento que brilló joven en Segunda o como la de un futbolista que nunca perdió el vínculo con sus raíces y su pueblo?

Me quedo con lo segundo. Nunca he sido una gran figura en el Elche, pero sí alguien que siempre estuvo orgulloso de su pueblo y de su club. Para mí, el ejemplo siempre fue mi padre: jugó 15 años en el Hércules, entre Primera y Segunda División, desde los 18 hasta pasados los 30. Él sí fue un referente para su club.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *