Este artículo no pretende exaltar el régimen franquista ni glorificar ninguna dictadura. Al contrario: hablar de Vicente Quiles es hablar de un personaje que formó parte de un momento clave —y oscuro— de la historia de España. Pero también es reconocer, con espíritu crítico y mirada histórica, que fue una figura central en el desarrollo de Elche, y que, más allá del contexto político en el que ejerció, su huella en la ciudad fue profunda, tangible y, para muchos, imborrable.
Vicente Quiles fue el último alcalde franquista de Elche. Gobernó desde 1966 hasta las primeras elecciones democráticas de 1979. Trece años al frente de una ciudad que crecía a marchas forzadas y necesitaba respuestas urgentes en educación, infraestructuras y servicios públicos. Bajo su mandato, Elche se transformó en muchos sentidos: se soterraron las vías del tren que dividían la ciudad, se ajardinaron las laderas del Vinalopó —algo que cambió radicalmente la fisonomía urbana—, y se construyeron más de treinta colegios públicos, incluyendo el experimental José Antonio, hoy conocido como El Palmeral.
Ese impulso educativo fue clave: en un momento en el que miles de familias llegaban a Elche buscando trabajo en la floreciente industria del calzado, Quiles puso en marcha una política de construcción masiva de centros escolares para evitar el colapso. Se trataba de preparar a las nuevas generaciones en una ciudad que estaba dejando de ser un pueblo agrícola para convertirse en una capital industrial.
Además, durante su etapa se creó buena parte del suelo industrial que hoy sigue siendo clave en la economía local. Fue uno de los impulsores del polígono del Huerto de Vizcarra y su visión como empresario (al frente de firmas como Viuda de Gaspar Quiles, Hermanos Quiles o J’Hayber) se trasladó a su gestión municipal: pensaba a lo grande, con la idea de que una ciudad fuerte necesitaba también un músculo productivo potente.
Su llegada a la política se dio a través del Frente de Juventudes y más tarde la Falange Española. Fue concejal de Urbanismo, de Jardines y de Obras Públicas antes de ser nombrado alcalde. Como muchos cargos de la época, no fue elegido democráticamente, pero eso no evitó que durante su mandato se tomaran decisiones que marcaron el presente y futuro de Elche.
Quienes vivieron aquellos años lo recuerdan como un alcalde cercano, con carácter, muy pegado a la realidad del día a día, y que no dudaba en moverse por los barrios para comprobar personalmente qué necesitaban los vecinos. Le tocó lidiar con años duros, con escasos recursos, y en un sistema sin libertades. Pero dentro de esos márgenes estrechos, ejerció como un gestor que se anticipó a los retos de una ciudad en plena explosión demográfica e industrial.
Vicente Quiles murió el 4 de febrero de 2008. Su cuerpo fue velado en el tanatorio “La Siempreviva”, y cientos de personas —familiares, amigos, ex trabajadores municipales, empresarios, conocidos y vecinos— pasaron por allí para despedirlo. No por su ideología, sino por lo que representó para una generación que vio a Elche cambiar a gran velocidad con él al frente.
Hoy, su figura sigue generando debate. Pero también merece una lectura más profunda: entender el papel que jugó, sin esconder el contexto político que lo rodeó, pero tampoco ignorando el desarrollo que protagonizó. Vicente Quiles fue, en definitiva, uno de esos nombres que no se pueden borrar del relato moderno de Elche. No por quién fue políticamente, sino por todo lo que hizo desde su posición para empujar a una ciudad hacia el futuro.