HISTORIA

San Agatángelo, el mártir ilicitano que desafió al Imperio Romano

El patrón de Elche, símbolo de fe y resistencia, sufrió persecución y martirio en la expansión del cristianismo
FacebookTwitterWhatsApp
Daniel Ruiz Perona
08 de febrero de 2025 - 01:53

Cada 3 de febrero, la ciudad de Elche rinde homenaje a su patrón, San Agatángelo, una figura cuyo legado de fe y sacrificio ha perdurado a lo largo de los siglos. Su vida estuvo marcada por la fidelidad al cristianismo en una época de persecuciones y crisis dentro del Imperio Romano. A pesar de los intensos tormentos que sufrió, jamás renunció a sus creencias, convirtiéndose en un símbolo de valentía y devoción.

De soldado romano a ferviente cristiano

San Agatángelo nació en la colonia romana de Iulia Ilici Augusta, la actual Elche, alrededor del año 253 d.C. Su origen combinaba raíces locales e influencia romana, ya que su madre era ilicitana y su padre, romano. Desde joven, se unió al ejército imperial como legionario, participando en campañas en distintas provincias en un contexto de gran inestabilidad para Roma. La crisis económica, las invasiones bárbaras y las luchas internas marcaron la época en la que sirvió como soldado.

Durante su estancia en Roma, Agatángelo entró en contacto con la creciente comunidad cristiana, que se enfrentaba a la persecución oficial. En la capital del Imperio conoció a Clemente, obispo de Ancira (actual Ankara, Turquía), quien había sido desterrado de su sede episcopal. Este encuentro cambió el rumbo de su vida. Admirado por la fe inquebrantable de Clemente, Agatángelo decidió convertirse al cristianismo y fue bautizado por él, recibiendo el nombramiento de diácono.

Su conversión le llevó a abandonar su carrera militar, lo que supuso un acto de rebeldía en una época en la que el emperador Diocleciano había prohibido que los cristianos sirvieran en el ejército. Expulsado de las filas imperiales, Agatángelo optó por acompañar a Clemente en su misión evangelizadora. Sin embargo, el destino les deparaba un futuro de sufrimiento.

Años de persecución y tormento

En el año 303, Diocleciano ordenó una de las más terribles persecuciones contra los cristianos. Clemente y Agatángelo fueron arrestados y enviados de tribunal en tribunal a lo largo de diversas ciudades del Imperio: Rodas, Nicomedia, Ancira, Amis y Tarso. En cada una de ellas, los jueces intentaron sin éxito que renunciaran a su fe mediante promesas de privilegios o terribles torturas.

Según relatos hagiográficos, ambos sufrieron numerosos tormentos a lo largo de más de veinte años: fueron azotados, quemados con antorchas, colgados de vigas, golpeados con piedras y cuchillos, e incluso se les arrojó plomo fundido sobre la cabeza. A pesar de los intensos sufrimientos, nunca renegaron de su fe, lo que provocó que muchos testigos de su martirio se convirtieran al cristianismo.

Finalmente, Clemente y Agatángelo fueron trasladados nuevamente a Ancira, donde las autoridades decidieron ejecutar la sentencia definitiva. Agatángelo fue decapitado el 5 de noviembre, mientras que Clemente sufrió el mismo destino unas semanas después, el 2 de enero.

De mártir oriental a patrón de Elche

A pesar de su vinculación con el cristianismo primitivo en Oriente, la relación de San Agatángelo con Elche no está documentada hasta el siglo XVII. No existen registros previos que lo relacionen con la ciudad, y los primeros escritos que mencionan su figura como santo local datan de esta época.

El 6 de junio de 1683, el Concejo de Elche decidió nombrarlo patrón de la villa, estableciendo su festividad el 3 de febrero. Desde entonces, San Agatángelo se ha convertido en una de las figuras religiosas más veneradas de la ciudad.

Cada año, la comunidad ilicitana conmemora su martirio con una serie de actos religiosos y culturales en su honor, manteniendo viva la memoria de un hombre que, según la tradición, entregó su vida en defensa de su fe.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Nuevo banner Pepe Ruiz Torres