OPINIÓN

Un proyecto de ciudad cosmopolita

23 de abril de 2024 - 00:32
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Cuando Ortega y Gasset publico en 1914 “Vieja y nueva política” no imaginaba que más de cien años después seguiríamos igual. Ortega criticó la obsolescencia de la política por estar alejada de los problemas reales de la ciudadanía. Al mismo tiempo, abogaba por la renovación de los métodos y por el ascenso de las “masas” como nueva fuerza política.

Hemos visto como aquellos que se erigían como representantes puros de las masas hoy soy una caricatura sin manual de instrucciones y sin representación ni proyecto más allá que la suma de muchas propuestas tan idealizadas como erróneas.

Al mismo tiempo, los vencedores del golpe de estado del 36 se han quitado el pudor y la vergüenza para decir: sí, en la dictadora vivíamos mejor y, sí, no todos pueden tener los mismo derechos, no es lo natural ni lo correcto.

Por desgracia, aquellos partidos que deberían haber sido los garantes de la democracia liberal y el Estado Social de Derecho que recoge nuestra Constitución, se han dedicado a sus cuitas internas y sus liturgias de guerras dialécticas que alimentan hoy el parlamentarismo español. Unos proponen, los del gobierno, los otros rechazan, la oposición. Hoy la política se construye contra el otro o por culpa del otro.

Decía Olof Palme, primer ministro de sueco asesinado en 1986, que “la política es demasiado importante como para dejarla solo en manos de los políticos”, sin embargo, todo el mundo lo reconocía por su elocuencia y su capacidad para abordar temas complejos de manera comprensible, posiblemente porque tenía claro el proyecto que estaba impulsando para Suecia, por cierto, una idea muy orteguiana.

Le oí decir en la radio a Iñaki Gabilondo que gestionar el presente es como gestionar la decadencia, claro está que pensar el futuro requiere de un ejercicio de intelectualidad, de empatía y de capacidad para imaginar y hacer realidad.

Cuando leo y escucho las noticias que llegan desde Elche me pregunto donde están los debates sobre el futuro, no los ejercicios de buenas intenciones, sino aquellos fundamentados en conocimiento, valores e ideas ilusionantes.

¿De verdad pensamos que el futuro de nuestra ciudad pasa por mirar hacía un pasado litúrgico? ¿Estamos dispuestos a gestionar la decadencia o a situar a Elche como el punto neurálgico del mediterráneo?

Tengamos un plan más allá de gestionar el presente, en definitiva, la política va de eso, de construir una ciudad que genere oportunidades para todos mirando al futuro.