OPINIÓN

Agosto se va, pero los retos de Elche permanecen


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Daniel Rubio
24 de agosto de 2024 - 11:27

El mes de agosto se despide, y con él, esa sensación de pausa que tradicionalmente acompaña a la administración y a la política local. Es un mes que, en muchos sentidos, se vuelve prácticamente inhábil, con los engranajes del gobierno ralentizados por el calor y las vacaciones. Sin embargo, septiembre se vislumbra en el horizonte, trayendo consigo la urgencia de asumir nuevos retos y de poner en marcha, de una vez por todas, los proyectos que definirán el futuro de Elche bajo la administración de Pablo Ruz.

El gobierno municipal se enfrenta ahora a la responsabilidad de avanzar en temas cruciales que han estado en la palestra durante años, pero que hasta el momento han progresado a un ritmo que poco tiene que ver con las necesidades de la ciudad. El mercado central, por ejemplo, sigue siendo una espina clavada en el orgullo ilicitano, un proyecto que se ha arrastrado durante demasiados mandatos sin que se haya llegado a una solución definitiva. Lo mismo puede decirse de la renovación urbana del barrio de San Antón, un tema que no solo demanda una acción decidida, sino que también requiere una coordinación efectiva entre administraciones. La rehabilitación de barrios como Porfirio Pascual y el enquistado proyecto de Jayton, la Ronda Sur, la demolición de los viejos edificios de San Antón y la modernización de espacios urbanos clave no son solo proyectos necesarios, sino esenciales para el bienestar de los ciudadanos y para la imagen de Elche.

Sinceramente, los proyectos que implican la intervención de distintas administraciones son los que más me preocupan, siendo aquí donde la política se convierte en un campo minado. El barrio de San Antón, con sus edificios en ruinas y su urgente necesidad de reconstrucción, necesita más que buenas intenciones. Requiere un acuerdo firme y claro con la administración de la Comunidad Valenciana, liderada por el mismo partido que gobierna en Elche, el Partido Popular, ahora que ya se ha cerrado con la central de signo político contrario. El reto no es técnico o urbanístico, es político. La falta de acuerdo entre administraciones que comparten un mismo color político sería, además de una decepción, una señal preocupante de la falta de cohesión y visión de conjunto.

Elche no puede permitirse otro año de promesas incumplidas. Pablo Ruz y su equipo deben mostrar que son capaces de llevar a cabo estos retos con decisión y eficacia.

El reloj sigue avanzando, y aunque agosto haya sido un mes de descanso para muchos, para el gobierno municipal no debería haber excusas. Los primeros meses del nuevo curso político serán determinantes para sentar las bases de lo que podría ser un mandato de cambio real y efectivo. La ciudadanía de Elche estará observando, esperando que, esta vez, las palabras se transformen en acciones y que los retos dejen de ser promesas para convertirse en realidades palpables antes de que el año llegue a su fin.