La Marina es una pequeña pedanía que cuenta con 2,026 habitantes. Entre estos miles de personas se encuentran tanto personas mayores como jóvenes, todos ellos usuarios frecuentes de sus teléfonos móviles. Durante la última semana no ha habido diferencia generacional en este aspecto, ya que ninguno ha podido utilizar sus «smartphones» debido a una caída de la cobertura en toda la zona.

Los vecinos destacan que han intentado buscar soluciones, como contactar con las compañías telefónicas, pues relatan que no es la primera vez que esto ocurre. Sin embargo, las empresas de telecomunicaciones no han hecho absolutamente nada. Los residentes comentan que es como vivir en la primera parte del siglo XX, ya que no pueden hacer ninguna llamada una vez que han salido de sus casas.

Problemas para los teletrabajadores

Algunos vecinos cuentan que esta semana ha sido un infierno para quienes teletrabajan. «Ya no es tan común como durante la pandemia, pero la gente que trabaja desde sus hogares debería estar mejor que los que trabajan en una fábrica», afirma una vecina. Sin embargo, esta afirmación no ha sido cierta en los últimos días, debido a la falta de respuesta por parte de las compañías, que se han desentendido totalmente del problema y no han ayudado a sus clientes.

«Llevamos años con compañías que no nos ofrecen cobertura ni un WiFi que funcione realmente bien. Al final, optamos por despegarnos de las compañías grandes y recurrir a las compañías más cercanas, buscando un mejor servicio por proximidad», comenta Alicia, vecina de La Marina.

Al fin llegó la solución

Finalmente, tras aproximadamente siete días, las compañías arreglaron el problema y los vecinos volvieron al 2024, pudiendo hablar por teléfono una vez que han salido de sus casas. Después de muchas quejas y llamadas, los servicios se restablecieron, pero sin dar una explicación clara al pueblo. «Solamente han dicho que han arreglado lo que estaba caído», afirma Mari Carmen, pedánea de La Marina.

Todos los habitantes de La Marina esperan que esto no vuelva a ocurrir, dada la magnitud de los problemas que causó. Sin cobertura fuera de casa y con un internet pésimo dentro, los vecinos han sobrevivido durante una semana a una era desconocida para muchos de ellos: la de nuestros abuelos y abuelas hace 50 años.