Hoy, Viernes Santo, Elche se detiene para contemplar uno de sus rituales más antiguos y cargados de simbolismo: la Trencà del Guió, un acto que se remonta documentalmente a mediados del siglo XVIII y que representa la ruptura del luto de la Virgen de los Dolores en su Soledad —la Mare de Déu de la Soletat—, así como el tributo de vasallaje del pueblo a través de las distintas cofradías que participan en la Semana Santa.
La ceremonia, que se celebrará al finalizar la procesión del Santo Entierro en la Plaça de Baix, será protagonizada este año por Antonio Andreu García, de la Cofradía del Santísimo Cristo de Zalamea, quien tendrá el honor de ser el “trencaor”. Junto a él, forman la tradicional tripleta Gemma María Sevilla Martínez y Elisa Isabel Molina Ferrández, representantes de otras dos cofradías ilicitanas. El momento clave llegará cuando Andreu ondee el guion negro, símbolo del duelo, tres veces sobre su cabeza, hasta romper su mástil. Si lo consigue en el primer intento, como marca la tradición, se interpretará como un buen augurio para el año venidero.
Los primeros indicios de esta ceremonia aparecen en documentos de 1785, cuando eran los nobles quienes encabezaban la procesión y portaban el guion en señal de respeto y duelo por la muerte de Cristo. En 1864 se recoge por primera vez el término “Trencà del Guió” de forma explícita, aunque se asume que el rito ya se practicaba anteriormente. Por disputas internas entre los nobles y la cofradía de la Virgen, esta fue finalmente entregada al Ayuntamiento, que desde entonces ejerce su representación civil en el acto, formando junto con la Cofradía un Patronato.
Originalmente celebrado en la Plaza de la Merced, el acto se trasladó más tarde a la Plaça de Baix, donde actualmente reúne a cientos de personas cada año. Desde entonces, se ha convertido en símbolo de identidad colectiva para los ilicitanos, al punto que incluso la expresión “d’aquí es trenca el guió” pasó al lenguaje popular como forma de despedida entre amigos que toman rumbos distintos, tal como lo hacen los tronos al finalizar el acto.
La Trencà del Guió no es solo una ceremonia; es un reflejo de la historia viva de Elche, una herencia cultural que hoy, una vez más, volverá a cobrar vida bajo el cielo de la Plaça de Baix, con la emoción, el silencio contenido y la mirada atenta de todo un pueblo que encuentra en este gesto la fuerza simbólica de la fe, la tradición y la esperanza.