El barrio de La Vila, el más antiguo de Elche, fue en su momento el centro de la ciudad musulmana, que fue conquistada por los cristianos en el siglo XIII. La medina musulmana se asentó en la orilla oriental del río Vinalopó, después de que el antiguo asentamiento de la Alcudia fuera abandonado. La Vila es, por tanto, el núcleo original de Elche, y hoy en día se pueden encontrar algunos de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, como la Basílica de Santa María y el Palacio de Altamira, que atestiguan su importancia histórica.
Al norte de La Vila, en el área conocida como Traspalacio, existió un barrio de carácter humilde que desapareció a mediados del siglo XX debido a la construcción del Puente de Altamira. La demolición de este barrio permitió la creación de un vial que conecta el puente con el antiguo camino de Alicante, y la construcción de nuevas plazas, como la del Palacio, que se ampliaron para dar espacio a la Basílica de Santa María y el Alcázar. Este cambio radical en el paisaje urbano transformó para siempre el carácter de la zona.
El Arrabal de Santa Lucía, otro de los barrios históricos del área, se situaba en torno al Convento de Santa Lucía, fundado en 1270. A pesar de ser uno de los barrios más antiguos de Elche, hoy en día este sector se considera parte de La Vila, habiendo perdido su identidad como área separada. En esta zona se encuentran los Baños Árabes y el Paseo de las Eras de Santa Lucía, elementos que siguen siendo testigos del pasado medieval de la ciudad.
Más al norte del convento, se encontraba el barrio de Les Illetes o Barrio del Clero, compuesto por seis pequeñas manzanas construidas en 1776 sobre un antiguo huerto de palmeras. Este barrio también fue demolido entre las décadas de 1960 y 1970, como parte de las renovaciones urbanísticas que trajeron consigo la ampliación del Puente de Altamira y la transformación del acceso al antiguo camino de Alicante. Aunque este barrio desapareció, dejó una huella importante en el desarrollo urbano de la zona.
El barrio de Chinchilla, situado al este de La Vila, se construyó en 1902 sobre los huertos de Joaquín Chinchilla Agueda y Caro, nombres que dan cuenta de su origen agrícola. Este barrio fue pionero en el ámbito educativo, con la creación de uno de los primeros centros públicos de enseñanza de la ciudad, bautizado con el nombre de Ferrández Cruz, en honor al alcalde de Elche.
En la zona sur de La Vila, el barrio de La Barrera, conocido popularmente como La Zapatillera, recibe su nombre de la antigua fábrica de calzado que se encontraba allí, la cual ocupaba una manzana entera. Esta fábrica fue demolida a finales de los años 70, y en su lugar se levantaron edificios residenciales de gran altura, alterando el paisaje de la zona. La Zapatillera fue durante años un centro industrial de gran importancia, pero hoy es una zona de renovación y crecimiento urbano.
El barrio de Candalix, por su parte, no se considera un barrio como tal, sino un conjunto de huertos y una pequeña ciudad jardín construida dentro del palmeral de Elche. Su eje principal es la Avenida de Candalix, que sigue el trazado de una antigua acequia de origen árabe. Este barrio mantiene un vínculo estrecho con el palmeral, un espacio natural declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y constituye un área tranquila y residencial que contrasta con el bullicio de las zonas más urbanizadas.
Al noroeste del barrio, más allá del Parque Municipal, se encuentra una zona menos habitada, que destaca por la presencia de las Casas de Ferrández, un conjunto de viviendas unifamiliares construidas en 1932 para acoger a los trabajadores de la antigua fábrica de lonas de Ferrández. Este complejo incluía una guardería y una escuela, lo que lo convertía en un ejemplo de urbanismo vinculado al bienestar social de los trabajadores. Cerca de este conjunto habitacional se encuentra el Convento de Santa Clara, inaugurado en 2007 para albergar a las monjas clarisas, quienes fueron trasladadas desde el antiguo Convento de la Merced debido a la precariedad de sus instalaciones.
La zona de La Vila y La Zapatillera es un claro ejemplo de cómo la historia, la industria, la religión y la modernidad se han entrelazado a lo largo de los siglos en Elche. Desde su origen como núcleo musulmán hasta su evolución en el siglo XX y XXI, esta área sigue siendo una de las más dinámicas y representativas de la ciudad, con una rica herencia cultural que sigue marcando la identidad de Elche en la actualidad.