El reciente y triste incendio en Valencia, ha sido un recordatorio doloroso, de la importancia de la prevención y la preparación para evitar hechos que pueden suceder. El alcalde Pablo Ruz, reaccionó con rapidez al anunciar inspecciones en este tipo de edificios en la ciudad. Espero que no se quede en una mera declaración de intenciones y sea una realidad urgente e inminente. En este contexto, no se me va ni un minuto de la cabeza el barrio de San Antón. Ha pasado un tiempo considerable, desde que el Partido Popular asumió el gobierno en Elche, y se continua sin que se aborde con urgencia y precisión cuál es el proyecto de Pablo Ruz para el barrio que lo vio nacer.

La promesa de cambio y mejora que acompañó a la llegada de Ruz al poder debe materializarse, en acciones concretas. Desgraciadamente la experiencia, ya no soy el niño que luchó contra todos y con todos para que este proyecto fuera una realidad, me hace oler que algo va mal. Es incomprensible, que, en nueve meses, ni el concejal de Urbanismo, ni el alcalde hayan ofrecido una rueda de Prensa para anunciar que han ido a Madrid a cerrar un nuevo convenio de Renovación Urbana, que dote de fondos a un proyecto tan importante, que nos trajo la visita del presidente del Gobierno para hacerse la foto.

Sorprende, aún más, que la oposición, dispuesta a dar una rueda Prensa por cualquier minucia, tampoco se haya pronunciado, lo que me hace perder la cordura y acordarme, directamente de Milei, para concluir “no hay plata” y a lo que añado; tampoco hay ganas. Sería lamentable que el proyecto de San Antón no continuase. Esto ya ocurrió en el pasado y fue lo que me llevo a la política y me ayudó a decidir irme. Eso sí, me fui con un convenio firmado y una financiación, gracias al trabajo de Mercedes Alonso. Convenio que ha logrado, que se haya vivido de las rentas, hasta hoy. Ahora deben ser otros los que lo lideren, lo peleen y cumplan sus promesas.

La situación es compleja, un gobierno socialista y dos del PP, Europa mirando a España con lupa y cerrando el grifo por las barbaridades que se han hecho con sus fondos, vecinos mayores en el olvido, cansados y sin una asociación que lo una y represente. Sin ruido que no calla, la urgencia de una actuación inminente. Con este horizonte, con tanto gobierno como oposición, mudos. Esperando que suene el teléfono con las órdenes de sus partidos. Todos rezaremos, no para que no se caiga un edificio, que no tengamos que llorar, sino para que se actúe. Con el dolor de la indignidad y la precariedad que sufren los vecinos, ya debería ser suficiente precio. Actúen ya. Reúnanse inmediatamente. Hablen y no callen, y, sobre todo, menos flores y más co… nsenso.