FIESTAS

Elche honra a San Crispín con su tradicional Romería y festividades zapateras

La procesión en honor al patrón de los zapateros comenzará a las 9:30 desde la Parroquia Madre de Dios y culminará con una misa en la Ermita de San Crispín. La jornada incluirá actividades tradicionales como la bendición de las chinchetas y una gran paella popular
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Daniel Ruiz Perona
20 de octubre de 2024 - 10:23

La ciudad de Elche celebra la tradicional Romería de San Crispín, uno de los eventos más significativos en honor al patrón de los zapateros. Esta festividad, profundamente arraigada en la cultura local, no solo rinde homenaje a San Crispín, sino que también es un tributo a la histórica relación de Elche con la industria del calzado, que ha dado trabajo a generaciones de ilicitanos.

La romería partirá desde la Parroquia Madre de Dios y recorrerá las calles del municipio hasta llegar a la Ermita de San Crispín, en el barrio que lleva su nombre. Al finalizar el recorrido, se celebrará una misa de campaña para todos los asistentes, destacando el carácter religioso de la festividad. La ermita permanecerá abierta al público hasta las 19:00 horas, marcando el cierre oficial de las celebraciones.

Este año, se han organizado una serie de actividades que complementan los actos religiosos. Entre las más destacadas está la bendición de las chinchetas, un ritual simbólico que tiene gran significado para los zapateros locales. Antiguamente, las chinchetas eran un componente fundamental en la fabricación de calzado, y hoy en día, su bendición es vista como un talismán que atrae buena suerte y trabajo.

Al mediodía, se ofrecerá una paella gigante en la zona de la ermita. Los asistentes podrán disfrutar de un plato acompañado de bebida por tan solo 3 euros, fomentando el espíritu comunitario y de convivencia que caracteriza estas fiestas.

Las Fiestas de San Crispín, tienen un valor especial en Elche, una ciudad cuyo crecimiento y prosperidad están estrechamente ligados al sector del calzado. Cada año, estas celebraciones renuevan la identidad colectiva de los ilicitanos, recordándoles sus raíces y la influencia del santo en su vida cotidiana.

Con la participación de miles de personas y la implicación de numerosas entidades locales, las festividades de San Crispín no solo fortalecen la devoción religiosa, sino también el orgullo por una tradición que ha marcado profundamente la historia de la ciudad.